Al astrólogo inglés William
Lilly, nacido el 1 (¿11?) de Mayo de 1602 en Diseworth, Leicestershire,
descrito por Barnard Capp en su libro Astrology and the Popular
Press: English Almanacs 1500-1800 como “el
más abusado, así como el más célebre astrólogo del siglo XVII", se le
atribuye haber pronosticado –en 1651- la Gran peste y el Incendio que devastó
la ciudad de Londres, que se produjo el 2 de Septiembre de 1666, y duro hasta
el 5 del mismo mes.
“Fue una de las mayores
calamidades de la historia de Londres. Destruyó 13 200 (trece mil doscientos)
casas, 87 iglesias parroquiales, 44 antiguas Casas Gremiales, la « Royal
Exchange », la Casa de Aduanas, la Catedral de San Pablo, el ayuntamiento de
Londres, el palacio correccional del centro medieval y otras prisiones, cuatro
puentes sobre los ríos Támesis y Fleet, y tres puertas de la ciudad. Dejó a
unas 80 000 personas sin hogar, un sexto de los habitantes de la ciudad en ese
momento. La cifra de muertes por el incendio es desconocida, y se pensaba que
había sido bastante pequeña porque solo algunas muertes fueron registradas.
Este razonamiento ha sido desafiado recientemente considerando que las muertes
de pobres y de personas de clase media no fueron registradas, y que el calor
pudo haber incinerado a muchas víctimas sin dejar restos reconocibles.
El fuego se desató en la
mañana del 2 de septiembre de 1666. Comenzó en la panadería de Thomas Farriner
(o Farynor) en « Pudding Lane » (Calle del Budín), poco después de la
medianoche del domingo, y se extendió rápidamente. El uso de la principal
técnica contra incendios de la época, la creación de cortafuegos por medio de
demoliciones, fue retrasado debido a indecisiones del Alcalde Mayor de Londres,
Sir Thomas Bloodworth. Para cuando fueron ordenadas las demoliciones a gran
escala en la noche del domingo, el viento ya había convertido el fuego de la
casa en una tormenta ígnea que venció tales medidas.”
El calificativo de “el más
abusado” que le otorga Barnard a Lilly, considerado el más célebre astrólogo
inglés, podría tener su justificación si nos remitimos a esa famosa y ya
legendaria predicción, caballito de batalla de sus numerosos seguidores, sobre
todo en las huestes de esa rama oracular y cuasi mágica del saber estelar que
es la Astrología Horaria.
En efecto, Richard Proctor,
químico y astrónomo inglés nacido el 23 de Marzo de 1837, en Chelsea, Londres,
autor de los mapas más tempranos de Marte basados en dibujos de William Rutter
Dawes, en una interesantísima obra suya titulada Myths and Marvels of Astronomy (Mitos Y Maravillas de la Astronomía), al final del mismo, en las notas
de pie de página (la número 7), dice lo siguiente (traducción libre):
“Los astrólogos eran
sumamente ingeniosos en mostrar que su arte había dado aviso de la gran peste y
el incendio de Londres (en 1666). Por lo tanto, la estrella que señala el
cuerno norte del toro -y que es descrita por Ptolomeo como Marte- estaba,
dicen, exactamente en esa parte del signo de Géminis, que es el ascendente de
Londres, en 1666”
Pero sigamos leyendo a
Proctor:
“Lilly, sin embargo, para
los que reclaman para él el crédito de predecir el año de esta calamidad, no
hizo ninguna reclamación para sí mismo de ese logro; es más, especialmente negó
que él sabía que el fuego iba a suceder. La historia es bastante curiosa.
En 1651 Lilly había
publicado su obra “Monarquía o No Monarquía”, que contenía una serie de
jeroglíficos curiosos. Entre ellos estaban dos que parecían presagiar la peste
y el fuego, respectivamente. El jeroglífico de la plaga representa tres
cadáveres envueltos en mortajas, y para estos
cuerpos 2 ataúdes se encuentran listos y dos tumbas están excavadas; de
donde se infiere que el número de muertes excedería el suministro de ataúdes y
tumbas.
El jeroglífico del fuego
representa a varias personas, gente de la alta sociedad de un lado y gentes del común en el otro,
vaciando vasijas de agua sobre un fuego furioso en el que dos niños están
cayendo de cabeza. La aparición de la peste en 1665 no atrajo ninguna
atención especial sobre la supuesta predicción de Lilly de ese
evento, aunque probablemente muchos hablaban de la coincidencia tan notable.
Pero cuando en 1666 se produjo el gran incendio, la Cámara de los Comunes
convocó a Lilly para asistir a la comisión designada para investigar la causa
del incendio.
"A las dos de la tarde
del viernes 25 de octubre 1666, asistió
a la cámara como orador," para responder a tales preguntas como es debido
y entonces allí se le preguntó.' Sir
Robert Brooke habló en estos términos: 'Mr. Lilly, este comité creyó oportuno
convocarlo para que comparezca ante
ellos hoy, para saber si puede decir
algo sobre la causa del último incendio o si pudiese haber algún designio en
esto. Estáis convocado a este lugar porque en un libro vuestro impreso hace mucho tiempo, usted insinuó algo así por
uno de sus jeroglíficos. A lo cual él respondió: “si lo tienen a bien sus
señorías, después de la decapitación del difunto rey, teniendo en cuenta que en
los tres años posteriores el Parlamento no actuó nada en lo que respecta al
establecimiento de la paz de la nación, y al ver que la generalidad de la gente no estaba satisfecha,
los ciudadanos de Londres descontentos, y la soldadesca propensa al
motín, estaba deseoso, de acuerdo con el mejor conocimiento que Dios me
había dado, de hacer una investigación mediante el arte que estudié, sobre lo
que podría pasar, a partir de ese momento, al Parlamento y a la nación en
general. Por fin, después de quedar satisfecho conmigo mismo lo mejor que pude,
y perfeccionado mi juicio sobre ello, me pareció más conveniente para significar
mis intenciones y concepciones utilizar formas, figuras, tipos, jeroglíficos,
etc., sin ninguna clase de comentario,
de manera que mi juicio estuviese oculto del vulgo, y hecho manifiesto
solamente a los sabios. Imitaba aquí los
ejemplos de muchos sabios filósofos que habían hecho por el estilo. Después de
haber encontrado, señor, que la gran ciudad de Londres debía ser tristemente
afectada por una gran plaga, y no mucho después con un fuego exorbitante,
dibujé estos dos jeroglíficos, como se representan en el libro, lo que en
efecto ha demostrado ser muy cierto. "¿previó usted el año?, preguntó
alguien. "no lo hice", respondió Lilly; 'ni estaba deseoso; de ello
no hice ningún examen. Ahora, señor, si había algún designio de la quema de la
ciudad, o algo empleado para tal fin, tengo que tratar ingenuamente con usted,
pues desde el incendio me ha tomado mucho dolor la búsqueda de la causa, pero
no puedo ni he podido darme la menor satisfacción al respecto. Concluyo que fue
únicamente el dedo de Dios; pero ¿qué instrumentos utilizó para ello?, soy ignorante.”
Como se puede colegir,
demasiado ambiguas las declaraciones de Lilly en la Cámara de los Comunes. Se
deja ver aquí un gran oportunismo suyo, además que si en verdad Lilly pudo
haber previsto con total exactitud, mediante la astrología (una vez
‘perfeccionado su juicio’, según dice), lo que iba a pasar 10 años después,
habría cometido tamaña irresponsabilidad criminal al no haber dado la voz de
alerta a ese vulgo (principal víctima del gran incendio), bajo el bárbaro
argumento que semejante tragedia debía
ser únicamente conocida de los sabios (!!!), sabios que se supone son los mismísimos astrólogos, a los cuales
debió dirigirse en el lenguaje propio de su ciencia, no en el de los
jeroglíficos; pero por otra parte,
cuando se le pregunta a Lilly si previó el año de ocurrencia de los sucesos
insinuados en las figuras del mencionado libro, contestó que no. Me pregunto
cómo diablos puede haber predicción sin una fecha concreta de su cumplimiento,
y en esa ambiguedad se siguen desenvolviendo los astrólogos modernos.
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