CANCER
Por André Barbault
Simbolismo: Simboliza en la Naturaleza la primera fase del
verano que corresponde a la formación de las semillas y marca el triunfo de las
fuerzas generadoras maternales. Concepción, gestación, maternidad, tal es el
proceso canceriano en su contexto alimenticio, digestivo, formador (corresponde
al estómago y a los senos). Simboliza, igualmente, las aguas originales, las
aguas-maternas, el momento del año en que la savia vegetal hincha los tejidos
de la Naturaleza en plena fecundidad. El crustáceo (cangrejo) que lo representa
es particularmente prolífico; vive bajo un caparazón como los gérmenes, huevos,
fetos y brotes, esbozo y prefiguración de la vida que va a renacer (concha,
matriz, costra, envoltura); y también anda hacia atrás, símbolo de un retomo,
de un reflujo hacia el pasado.
Esta naturaleza es de esencia lunar, siendo la Luna el
símbolo de la madre y del niño, del agua, del crecimiento, de la alimentación,
de la fecundidad, de la vida vegetativa, instintiva, crepuscular, inconsciente
...
Psicología: El complejo materno constituye la trama de la psique
de este tipo, próximo a su sensibilidad cenestésica, a su vida vegetativa; da
la impresión de permanecer en la infancia, de vivir en su concha, de refugiarse
en su pasado. De esta forma se encuentra inclinado a identificarse con su
madre, a apegarse a su familia, a su infancia, a los recuerdos, prefiriendo lo
de adentro a lo de afuera, lo interior a lo exterior, lo íntimo a lo social. Es
un soñador, un sentimental, un sensible, un imaginativo, inclinado a lo esquizoide,
al autismo, a la sumisión pasiva y femenina, en primer lugar a la madre
y después al mundo.
Es un sobre emotivo-subactivo en el que la inactividad
aleja la emotividad de la acción sobre las cosas para dirigirlas hacia la
conciencia de sí mismo, volviéndose el ser hacia las fuentes internas. Es, al
mismo tiempo, un introvertido, un Narciso, contemplativo, lírico, imbuido del
sentimiento de su persona, soñando su vida o viviendo su sueño. Es, también, un
elegíaco, un romántico que ama lo maravilloso, lo fantástico, los cuentos de
hadas. Bajo un aspecto saturnino o uraniano, puede suceder que ese tipo tome,
como defensa, contrapeso a la influencia materna mediante una reacción seca y
firme contra todo lo que es femenino, afectivo, emotivo, irracional,
instintivo...
Dialéctica: Según prevalezca la secundariedad o la primariedad, el canceriano puede ser:
a) Sentimental-paranervioso:
Ser de emotividad algo inhibida, rumiando expresiones dolorosas, ensimismado en
meditaciones, dejando más o menos de vivir para sentirse vivir. Indeciso,
veleidoso, inhibido, resignado, melancólico, inclinado a la autoacusación, a la
misantropía; con predominio de los sentimientos morales; apego a los recuerdos,
al pasado, a las costumbres; interés por la Historia.
b) Nervioso-parasentimental:
Ser entregado a la contradicción de sus arrebatos sucesivos, inclinado al
cambio, a la renovación de sus sensaciones; caprichoso, vagabundo afectivo, yendo
de una cosa a otra, infiel al objeto pero siempre apegado a las imágenes de un
Yo sensible y susceptible.
Destino: Se presentan, pues, dos tipos distintos de destino:
Uno dominado por el humor sedentario e inclinado a
una vida estable, siendo el individuo un alma simple, de naturaleza buenaza,
tranquila, familiar, casera, sin pasiones aparentes. Ser hecho para la vida
interior, moviéndose poco y con tendencia a la fijación, se encuentra tanto
apegado a su familia, a su casa, a su país, a sus cuatro muros como a las
realidades materiales.
El otro es un ser de humor peregrino y vida inestable;
es una naturaleza errante, sobreexcitada, desapegada de la realidad prosaica,
desprovista de sentido práctico, al margen de las normas. Ser extraño,
caprichoso, extravagante, complicado, cautivador, llama efímera, entregado a la
vida bohemia o a la licenciosa, sin hogar, domicilio ni medio fijo, sin
familia, entre ángel y demonio ...
Nuestra lista de monarcas nos ofrece tres ejemplos
distintos de cancerianos.
Entre ellos, el más puro y prototípico (Ascendente,
Sol, Luna y Marte en el signo) es Luis XII, pero Júpiter domina sobre la Luna.
Este príncipe, más preocupado por los intereses de sus súbditos que por sus
propias ambiciones personales, concebía la autoridad monárquica de una forma
paternal, y fue tan hábil en la conservación y administración de sus bienes y
tan excelente padre de familia que todo el reino lo honró saludándole con el
título de "Padre de los pueblos", otorgado por los Estados Generales
de 1506.
Reinó en una comunicación real de sentimientos con el
pueblo. Este ser sensible que profesó hacia Ana de Bretaña una profunda pasión,
fue un marido ejemplar y, finalmente, un marido sumiso. Emotivo, se tomaba tan
a pecho sus fracasos que hasta cayó enfermo por la pérdida del reino de
Nápoles.
Como Luis XI (Sol y Mercurio en Cáncer) que reinó,
igualmente, en estrecha comunión con su pueblo, tuvo gran interés por el
estudio de la historia, tema canceriano. Con el Ascendiente y el Sol en el
signo, Carlos IX da ejemplo de un canceriano-lunar disonante: infantil,
vegetativo, maleducado, indolente, sin defensas, poco dueño de sí mismo,
verdadero merengue tras la fachada de un carácter impulsivo y convulsivo, este
lunático, tan pronto agitado como abatido y melancólico, aplastado por su
destino, se encontrará minado por las alucinaciones y remordimientos tras el
San Bartolomé. Sin ser ni el canceriano bonachón ni el canceriano insensato o
participando de ambos, Carlos VIII (Sol y Mercurio en el signo) responde al
tipo de humanidad corriente del signo. Lo vemos, mucho tiempo después de la
muerte de su padre, como Delfín sumiso, bajo la tutela de su hermana mayor, Ana
de Beaujeu.
Ya rey, es simple, familiar, amable, tendiendo la mano
a sus amigos, dejándose llevar tanto por los placeres como por los gastos. Este
rey fue también y sobre todo un gran soñador, con nostalgia del pasado o de un
paraíso perdido que intentó buscar en las conquistas de Italia, soñando siempre
en un más allá, una marcha sobre Constantinopla y una nueva cruzada contra los
infieles.
LUIS XII
Como dice Barbault, recibió el título de padre
del pueblo en los Estados
Generales (asambleas convocadas por el rey) de 1506. En su tema natal el Sol (el padre) se encuentra en
conjunción a la Luna (el pueblo) en su domicilio de Cancer, y agrega el
astrólogo francés que estuvo más preocupado por los intereses del pueblo (Luna) que por sus propias ambiciones
personales (el Sol en Cáncer es regente de II). Lo describe como profundamente
apasionado y sumiso con su segunda esposa, Ana de Bretaña. Plutón en Leo,
regente de V, se encuentra en sextil a la conjunción Luna Negra/Venus, estando
ésta última en trígono a Saturno en VIII, señor de la 7ª, en Acuario, signo de Ana, nacida el 25 de enero de 1477.
Nota: Las gráficas de las cartas natales que hemos
venido mostrando en estas reseñas de los
signos zodiacales por André Barbault, son de algunos de los personajes
representativos de los mismos citados por él.
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