RUDOLF STEINER, LA ANTROPOSOFÍA Y LOS COMETAS
La
unidad del mundo estelar y el terrenal. Estrellas fijas, planetas, cometas.
La
bestia de siete cabezas y dos cuernos. La naturaleza de los cometas. El cometa
de
Biela.
Dornach,
20 de septiembre de 1924
Comenzaré
regresando a algo mencionado anteriormente, que utilizaremos entonces como
nuestro punto de partida. Y es que llamé vuestra atención al hecho notable de
que en los deseos del subconsciente de la gente hay una fuerte necesidad de
espiritualidad, y también que lo que sucede superficialmente en experiencias
del plano físico es algo fundamentalmente diferente de lo que está realmente
sucediendo en las almas humanas hoy. Hay un sorprendente hecho que prueba esto.
Hace unos días mencioné la forma extraordinaria en la que toma forma el
contenido de mis conferencias a los trabajadores del Goetheanum, a través de
las preguntas realizadas por los trabajadores mismos (1). Esto revela algo de
los deseos que se están desarrollando. También destaqué cómo se puede hablar a
la gente a partir del espíritu del Libro del Apocalipsis, solo si uno encuentra
el tono correcto. Sin mencionar el Libro del Apocalipsis como tal, uno puede
hablar con el espíritu de este Libro precisamente como lo estamos haciendo
entre nosotros mismos ahora.
Había
decidido el contenido de la conferencia de hoy a partir del contexto completo
que hemos estado discutiendo. Entonces, sorprendentemente, esta mañana en mi
conferencia a los trabajadores se planteó una pregunta que me hizo necesario explicar
las mismas materias científicas que pretendía explicaros a vosotros. Podéis ver
qué efectos están actuando bajo la superficie; algo verdaderamente espiritual
está sucediendo en el sentido de que las conferencias que estoy dando aquí
provocan deseos en aquel otro grupo de personas, deseos que de lo contrario no
tendrían. Nunca se me hubiera pedido dar aquella conferencia allí, si no
estuviera hablando aquí sobre el Libro del Apocalipsis. Di aquella conferencia
en respuesta a una pregunta que fue planteada, pero que no entendía
externamente. Tales cosas muestran cómo nuestro tiempo está siendo tocado por
una vida espiritual que está transcurriendo principalmente por debajo de la
superficie de la consciencia, una vida espiritual que es la mayor preocupación
del sacerdote, que ha de tratar de encontrar el grado hasta el cual las almas
están inclinadas a entrar en asuntos espirituales.
Llevaremos
a cabo nuestras consideraciones aquí de una forma que les permita ser guiados
por el espíritu del Libro del Apocalipsis. Esta es la situación dada aquí, pero
esta mañana tuve que tratar el mismo asunto desde un ángulo completamente
distinto en respuesta a una pregunta. Tales cosas deben tomarse muy en serio,
pues son muy significativas. Debemos ahora preguntarnos a nosotros mismos,
queridos amigos, de qué manera la terminología del escritor del Apocalipsis es
incluso más íntima. Si consideráis todo lo que he dicho, comprenderéis que
cuando el escritor del Apocalipsis está hablando sobre cómo el ser humano
permanece en el centro del universo entero, y tiene ante él una unicidad del
mundo estelar y del mundo terrenal, de tal modo que vincula la esencia del ser
humano tanto con el mundo estelar como con el mundo terrenal. Debemos también
señalar realistamente a lo que quiere decir cuando habla de bestias, de la
bestia de siete cabezas y de dos cuernos. (Apo. 13). Hasta ahora hemos estado
hablando solo sobre lo que el ser humano puede experimentar internamente.
Encontraréis, sin embargo, que dondequiera que el escritor del Apocalipsis
habla de estrellas fijas está hablando del espíritu divino de la manera en que
aún se hablaba de ello durante la Edad Media. Cuando habla de planetas está
hablando de Inteligencias angélicas, de Inteligencias que son angélicas o
jerárquicas en su carácter. Y cuando habla de bestias él se refiere a algo
igualmente específico. En nuestro ser más interno nos deja participar tanto en
los cielos de habla de planetas está hablando de Inteligencias angélicas, de
Inteligencias que son angélicas o jerárquicas en su carácter. Y cuando habla de
bestias él se refiere a algo igualmente específico. En nuestro ser más interno
nos deja participar tanto en los cielos de cristal como en los cielos de las
estrellas fijas y planetas, pero también en lo que está fundado sobre el
carácter animal en la forma completa en que ha evolucionado, sobre estas
bestias que siguen jugando un papel en el Libro del Apocalipsis. ¿Qué son estas
bestias cuando se llega a la realidad externa física del mundo?.
Dondequiera
que el escritor del Apocalipsis hable de la bestia, se está refiriendo
realmente a los poderes y efectos de los cometas. Sólo cuando estéis
familiarizados con esta terminología comprenderéis también lo que el escritor
del Apocalipsis sabía sobre la naturaleza de los cometas, conocimiento que
posteriormente fue completamente sepultado. Así pues examinemos ahora la
naturaleza de los cometas a la luz de lo que el Libro del Apocalipsis nos
cuenta. Tomad el sistema Copernicano como se enseña en las escuelas hoy en día:
Sol, Mercurio, Venus, Tierra, Marte, después Júpiter y Saturno, y podríais
también agregar Urano y Neptuno. Los movimientos de todos estos planetas son
calculables en tanto en cuanto evitéis cometer grandes errores y si tenéis en
cuenta los ajustes que siempre han sido necesarios. Sólo tenéis que apuntar
vuestro telescopio al punto que habéis calculado y allí encontraréis al
planeta. Estas son las cosas calculables. Pero dentro de este sistema
planetario también tenemos las trayectorias de los cometas. Muchas trayectorias
de cometas son también calculables, y estos cálculos conducen a resultados
bastante extraordinarios, que pueden dar lugar a mucho entusiasmo si son
tomados simplemente de la manera que aparecen de acuerdo a los cálculos
astronómicos de hoy en día. Utilizaré sólo uno de éstos como mi punto de
partida.
En
París en 1773 se anunció que Lalande, el famoso astrónomo, iba a dar una
conferencia sobre cometas en la Academia (2). Había rumores de que iba a
demostrar la colisión inminente entre un cometa y la tierra en ese mismo año,
pues los cálculos sobre la trayectoria del cometa se decía que mostraban que
cruzaría la órbita de la tierra y causaría así la colisión (3). Imaginad la
reacción de la población en aquel tiempo. El rumor provocó que cundiera el
pánico en todo París, especialmente cuando se anunció que la policía, que
siempre actúa correctamente, no tenía nada mejor que hacer que prohibir la
conferencia sobre la base de que era peligrosa. ¡Hubo un gran número de abortos
y nacimientos prematuros, la gente seriamente enferma moría, y los sacerdotes
Católicos hicieron un próspero negocio vendiendo absoluciones porque todos
acudían apresuradamente a confesarse y querían recibir los sacramentos antes
del fin del mundo! Como la conferencia no tuvo lugar, pasó bastante tiempo
hasta que la gente averiguó lo que Lalande había querido decir realmente. Los
cálculos de Lalande eran bastante correctos
y mostraban ciertamente que cierto cometa cruzaría la órbita de la tierra, y si
hubiera colisionado con la tierra hubiera provocado con toda certeza que
grandes masas de agua del océano en el ecuador inundaran los continentes entre
el Polo Norte y el Polo Sur. Este terrible acontecimiento no sucedió, aunque el
cálculo era correcto.
Podemos
averiguar lo que estaba en la raíz de todo esto, queridos amigos, al considerar
la situación con otro cometa, el famoso cometa de Biela. En 1832 la gente
prestó, muy correctamente, gran atención a la trayectoria del cometa de Biela y
todo lo que se pudo prever matemáticamente como resultado de esa trayectoria.
Cuando apareció el cometa se comportó exactamente como habían predicho los
cálculos. Se acercó tanto a la tierra que la gente dijo: cada vez que aparece
se acerca más a la tierra, así que llegará un momento en que será peligroso.
Como el cometa de Biela se acerca a la órbita de la tierra cada 6 o 7 años, se
prestó gran atención sobre él en los años 1840, cuando los cálculos mostraban
que se acercaría tanto a la órbita de la tierra que estaría trece veces más
cerca de la tierra que la luna. ¡Las cosas pintaban mal entonces! Según el
cometa continuaba acercándose cada vez más a la órbita de la tierra, los
astrónomos notaron que se oscurecía cuanto más se acercaba. Cuando se acercó
peligrosamente a la tierra de nuevo en 1846 observaron que no sólo era más
oscuro, sino que se había dividido en dos. En los años 1860 las condiciones no
eran favorables para la observación, así que la curiosidad de la gente creció
en torno a su próxima aparición esperada en 1872. Si los cálculos eran tan
correctos como lo habían sido los de Lalande para el cometa en 1773, se pensaba
que era muy probable el desastre. Sólo era un niño en 1872, pero recuerdo
claramente que se distribuyeron panfletos donde yo vivía, y por supuesto fueron
distribuidos por otras partes también, afirmando: El mundo está llegando a su
fin. Todo el mundo hablaba y escribía sobre ello. Había mucha ansiedad, ¡aunque
en este caso no puedo daros ninguna estadística sobre abortos, muertes o
absoluciones! Recuerdo muy bien la agitada anticipación según se acercaba el
día; ¿pero qué ocurrió? El cometa no apareció. En vez de ello hubo la lluvia de
meteoritos más hermosa y maravillosa, como si estuviera cayendo fuego a la
tierra desde el cielo nocturno en miríadas de pequeñas chispas que se
desvanecían. Al haberse dividido en dos, el cometa entonces procedió a
desintegrarse en pequeños fragmentos que la atmósfera de la tierra fue capaz de
absorber y que se unieron con el ser de la tierra. Eligió el camino de ser
absorbido por la tierra.
En
1832 un conocido astrónomo, Littrow, publicó un tratado que era muy interesante
(4). Aún puedo recomendar estudiarlo, incluso hoy; es de lo más interesante y
sus complicados cálculos son completamente correctos. Ahí había alguien que
sabía de lo que hablaba. Hizo un cálculo que tuvo en cuenta todas las
posibilidades. Determinó que en 1832 no hubiera podido haber aún una calamidad
provocada por una colisión, pero dijo que si todo hubiera seguido como había
sido cuando la trayectoria del cometa fue determinada y el cometa era aún un
único cuerpo y aún no se había dividido, entonces hubiera ocurrido
definitivamente una calamidad en 1933; pues 1933 es lo que dijo. Así pues si el
cometa hubiera permanecido como estaba, entonces hubiera habido definitivamente
una catástrofe en 1933, en la que todos los océanos se hubieran abalanzado
sobre la tierra en gigantescas inundaciones, haciendo que la vida sobre la
tierra desapareciera. En vez de ello el cometa se había desintegrado en
pequeñas partículas que habían sido absorbidas por la tierra, y la tierra se
había nutrido de esta sustancia cósmica. Así que en vez de una colisión en 1933
–ese año no está muy alejado ahora- lo que la tierra ha absorbido es
espiritualizado por otras sustancias, y lo espiritual se subleva. La tierra
digiere el cometa y algo espiritual se subleva. Queridos amigos, la sustancia
espiritualizada de los cometas se subleva ciertamente de vez en cuando de esta
manera.
Dejadme
deciros el propósito de esto, pues hay un profundo propósito cósmico. He mencionado
a menudo algunas cosas bastante grotescas que sucedieron cuando se construyeron
por primera vez los ferrocarriles. Una de ellas fue que cuando la construcción
de un ferrocarril era discutible, el ministro de correos en Berlín (5) replicó
que él mandaba dos coches de caballos con correo cada semana y no había
pasajeros en ellos, así que ese no sería el argumento para construir un
ferrocarril. Otra cosa que sucedió fue que cuando se pidió una opinión experta
sobre la construcción de un ferrocarril desde Nuremberg hasta Fürth, una
comisión de médicos en Nuremberg recomendó desistir de hacer tal cosa, ya que
los nervios de la gente sufrirían terriblemente como consecuencia; no deberían
estar expuestos a ello, pues sufrirían daños corporales y anímicos; pero si se
creía necesario ceder a este insensato impulso, entonces sería recomendable al
menos construir altos muros de tablones a cada lado de la línea férrea para
evitar que los granjeros sufrieran daños cerebrales (6). Esta fue la opinión
científica dada por la comisión de médicos de Nuremberg. Hoy nos burlamos de la
pequeñez de miras de tales personas. Pero como he dicho a menudo, no puedo
reírme de la misma forma porque ellos tenían razón de acuerdo con el
conocimiento científico de su época. Según lo que se sabía en aquel tiempo se
tenía que decir que la gente sufriría de los nervios si viajaran en tren, y
hasta cierto grado esto es verdaderamente cierto. Si se comparan los nervios de
la gente de hoy con los nervios de aquellos que vivían hace algún tiempo
descubriréis una pequeña pista que hasta cierto grado exonera a los médicos de
Nuremberg. Lo que la ciencia decía era, en efecto, que los seres humanos no
serían capaces de tolerar las exigencias planteadas a su cuerpo físico a través
del cuerpo astral, si el cuerpo astral, la parte animal del ser humano,
no recibiera constantemente una corrección, una terapia, por medio de aquello
que, de las sustancias absorbidas de los cometas, irradia de vuelta hacia
arriba hasta la superficie de la tierra, ejerciendo un efecto equilibrador
sobre las capacidades humanas.
Así
que aquí tenemos al ser humano situado en el universo de una manera
extraordinaria. Aquí está el cometa de Biela en 1872. Cae fuego del cielo; la
tierra lo absorbe de tal modo que alguien con visión espiritual puede ver cómo
regresa e influye al cuerpo astral humano, ya sea favorable o
desfavorablemente. Hay cometas que influyen sobre los seres humanos de la forma
que he descrito al equilibrar terapéuticamente su nerviosismo, y hay otros que
dejan libres fuerzas astrales salvajes cuando hacen su salida a la superficie
de la tierra de nuevo, tras haber sido absorbidos. Así es como el escritor del
Apocalipsis contempla las apariciones de cometas. Cuando describe a las bestias
también describe las apariciones de cometas, las sitúa unidas porque pueden ser
vistas como fenómenos paralelos; él traza un paralelismo con la bestia de siete
cabezas porque en aquel momento tales cosas estaban mucho más íntimamente
vinculadas con el mundo físico completo y porque hubo un cometa entonces que se
había dividido en siete partes, expresando así de una manera celestial lo que
estaba sucediendo en la tierra.Similarmente la bestia de dos cabezas que
mencioné está vinculado con un cometa, un cometa con dos colas.
Queridos
amigos, las supersticiones salvajes se han visto vinculadas con los cometas y
éstos han evitado que se considere su importancia con la luz correcta; sus
trayectorias han sido simplemente calculadas y la gente se ha irritado por su
comportamiento caprichoso. Al menos una vez en algún tiempo algún pensador inteligente
como Hegel ha consentido en dirigir la atención a diferentes tipos de vínculos
entre la naturaleza de los cometas y la naturaleza de la tierra (7). Hegel, que
no era contrario a tomarse ocasionalmente un vaso de vino espumoso, hizo la
observación completamente correcta de que los años buenos y malos para el vino
están relacionados con los cometas.
Consideremos
ahora todo este asunto a una escala cósmica, queridos amigos. La tierra se
imbuye de sustancia de los cometas, y posteriormente la emite de nuevo en una
forma espiritualizada; ésta entonces se une con los cuerpos astrales de los
seres humanos de una manera buena o mala. Cuando vemos un cometa en el cielo en
un momento determinado, ¿dónde está después de ese momento? En una conferencia
que pronuncié en París en 1906 destaqué el hecho de que la sustancia de los
cometas contiene cianuro, compuestos de carbono y nitrógeno (8). Transcurrió
mucho tiempo antes de que la ciencia externa comenzara a mencionar esto, pero
posteriormente fue demostrado por el análisis espectral. El hecho de que hay
cianuro en los cometas es de la mayor importancia, pues distribuido sobre la
tierra en pequeñas cantidades esta sustancia es necesaria para la purificación
de los cuerpos astrales. Hay un doctor cósmico inmensamente grande actuando en
el cosmos que está más o menos constantemente atareado administrando terapias
como éstas. Simplemente pensad: Lo que vemos sobre nosotros como un cometa en
el cielo en un período, se atomiza después como he descrito; baja desde el cielo
en forma de lluvia de fuego; más tarde está en el suelo y más tarde aún pasa
del suelo a las plantas, a sus raíces, tallos, hojas y flores. Nosotros
ingerimos el depósito cometario, la levadura cometaria que es dada a la tierra
por el cosmos, nos la comemos con nuestro pan mismo. Cuando el escritor del
Apocalipsis contempla este fenómeno ve efectos favorables de un cometa y
efectos desfavorables de otro surgiendo ante su visión espiritual. La Bestia
será liberada de su confinamiento en la tierra; eso es lo que es el cometa
en el sentido cósmico. Que la Bestia será liberada es importante para el
desarrollo de los seres humanos. Tales cosas son realidades extremadamente
poderosas, puntos extraordinarios y significativos en la evolución de la
humanidad y de la tierra.
En
1933, queridos amigos, había una posibilidad de que la tierra y todo lo que en
ella vive hubiera perecido, si no hubiera existido también otra sabia
disposición que no puede ser calculada. Una vez que los cometas han asumido
otras formas, los cálculos ya no pueden ser exactos. Lo que necesita decirse en
el sentido del escritor del Apocalipsis es:
Antes
de que el Cristo Etérico pueda ser comprendido por los seres humanos de una
forma correcta, la humanidad debe primero arreglárselas con el encuentro con la
Bestia que se sublevará en 1933. Esto es lo que el lenguaje apocalíptico nos
dice. Aquí se unen una visión del espíritu con una visión de la naturaleza. Lo
que está allí en el cosmos se vuelve claro para nosotros en su carácter
fundamental espiritual. Considerad la forma en que los campesinos describieron
lo que vieron en 1872 cuando observaron la lluvia de luz, y añadir a ello lo
que el espíritu nos dice como he descrito, y comparad esto con muchas de las
descripciones del Libro del Apocalipsis, y veréis que incluso las mismas
palabras usadas coinciden unas con otras. Veréis que el Libro del Apocalipsis
está hablando de sucesos naturales reales.
Estas
son las cosas que justifican que al Libro del Apocalipsis se le llame el libro
de los siete sellos. Tienen que ser desveladas de esta forma para descubrir lo
que significan realmente. Cuando la gente pregunta por qué el escritor del
Apocalipsis nos da un libro que está sellado no encuentro esta pregunta mucho
más inteligente que cuando alguien pregunta por qué sellamos nuestras cartas
cuando las enviamos en sobres cerrados. Las sellamos para que no sean leídas
por aquellos a los que no van dirigidas. Lo mismo sucede con el escritor del
Apocalipsis. Quería que el Libro del Apocalipsis fuera leído sólo por aquellos
llamados a leerlo. Nadie sabrá cómo abrir los sellos si no ha recibido antes,
se podría decir, el abrecartas apropiado de los poderes espirituales.
Queridos
amigos, en 1872, cuando se suponía que aquel cometa iba a regresar, hubo en vez
de ello una lluvia de luz. Esto significa que todo era ya mucho más espiritual
que cuando este cometa hizo sus anteriores apariciones. Este cometa ahora sólo
aparecerá en la forma de una lluvia de rayos de luz, en vez de caer a la
tierra. Lo que sucedió a finales de
los años 1870 fue que la regencia de Micael bajó a la tierra con aquella lluvia
de luz dorada. Así tenemos sucesos naturales que son sucesos
espirituales reales, y sucesos espirituales que tienen el poder de ser sucesos
naturales. Sólo cuando podáis penetrar en el mundo con una intensidad que
convierta todos los sucesos naturales en espirituales, y que dé a todos los
sucesos espirituales la intensidad de los sucesos naturales, sólo entonces
obtendréis verdaderamente el conocimiento de la formación del mundo. Entonces
lo moral y lo natural se unirán en una única evolución, y surgirá la
inclinación de considerar el conocimiento como el contenido de la vida
religiosa. Entonces ya no habrá ninguna necesidad de caer en la excusa de que
sólo la fe, pero no el conocimiento, deberían proporcionar el contenido de la
vida religiosa. Esto es lo que podéis obtener a través de un acercamiento más
profundo al Libro del Apocalipsis. Espero que seamos capaces de finalizar estas
consideraciones mañana o pasado mañana.
(1) Ver
conferencia 5
Conferencias
sobre el Apocalipsis (del 5 al 22 de septiembre 1924)
(2) Joseph
Jerome de Lalande (1732-1807), abogado y astrónomo, fue profesor de astronomía
en la Universidad de Francia en 1761 y director del Observatorio de Paris en
1768. Principales obras: Traité d’astronomie, Paris 1784 y Bibliographic
astronomique, Paris 1803.
(3) R. Wolf,
Handbuch der Astronomic, ihrer Geschichte und Litteratur, Zurich 1892 (Libro
III, Sección 578), contiene la siguiente descripción:
‘En la primavera
de 1773, el anuncio de que Lalande, de la Academia, iba a dar una conferencia
sobre “Cometas que podrían acercarse a la tierra” provocó un gran revuelo.
Debido a que había un excesivo número de otros conferenciantes en aquella
sesión, la conferencia de Lalande tuvo que ser cancelada. Como consecuencia –no
se sabe si por estupidez o por una intención maligna- se propagó el rumor de
que pretendía anunciar el fin del mundo para el 12 de mayo debido a la colisión
de la tierra con un planeta, pero que la policía había evitado que lo hiciera.
Sólo el rumor bastó para extender tal pánico y terror que todo Paris se lamentó
ya que al acercarse el día los bebés nacían prematuramente y la gente moría del
shock, mientras clérigos sin escrúpulos ejercían un exuberante comercio
vendiendo absoluciones por sumas exorbitantes. La precipitada publicación de la
conferencia de Lalande y varios intentos, algunos humorísticos, otros serios,
de rectificar el malentendido hicieron poco para calmar la situación. Hasta que
no hubo transcurrido el terrible día sin incidentes de ninguna clase la gente
no regresó a su estado mental normal.”
(4) Johann
Joseph von Littrow (1781-1840), profesor de astronomía en Cracovia y desde 1819
en Viena, donde también era director del Observatorio. En este tratado Über den
gefürchteten Kometen des gegenwärtigen, Jahres 1832 and über Kometen überhaupt,
Viena 1832, afirmó lo siguiente sobre el cometa de Biela:
“Este año (1832)
el cometa alcanzará el 29 de octubre un punto de la órbita de la tierra
distante a sólo 2 veces y un tercio del diámetro de la tierra, aunque no de la
tierra misma. Para que eso suceda, la tierra misma tendría que estar en este
punto de su órbita el 29 de octubre. Sin embargo, en esa fecha la tierra estará
muy alejada del punto de su órbita que la acercaría tanto al cometa como para
ser un motivo de preocupación... Sería diferente si el cometa, que estará más
cerca del sol el 27 de noviembre, no alcanzara su máximo acercamiento al sol
hasta el 28 de diciembre. Si este fuera el caso, el cometa ciertamente se
acercaría tanto a la tierra como he señalado arriba... Esto no va a suceder en
todo este siglo. No será hasta 1933 que el cometa alcanzará su acercamiento
máximo al sol a finales... de diciembre, es decir, si continúa su órbita actual
de una duración de 6 años y ¾. Sin embargo, las variaciones de su órbita que
provocarán los planetas, en particular Júpiter, durante este largo período
provocarán tantos cambios en su órbita que para entonces probablemente ya no
planteará ningún peligro en absoluto para la tierra.”
(5) Karl
Ferdinand Friedrich von Nagler (1770-1846), Director General de Correos de
Berlín
(6) Ver R.
Hagen, Die erste deutsche Eisenbahn, 1885, y M. Kemmerich Kulturkuriosa, Munich
1909.
(7) Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831)
en Encyklopädie der philosophischen Wissenschaften im Grundrisse, ed. C. Michelet, Berlin 1847, Parte 2.
(8) Rudolf
Steiner pronunció conferencias en París desde el 25 de mayo hasta el 14 de
junio de 1906. Los resúmenes de Edouard Schuré de estas conferencias están
incluidos en el volumen Kosmogonie, Dornach 1987. Sin embargo, Schuré no
registró lo que Rudolf Steiner dijo sobre este punto. El hecho de que el
análisis espectral muestra que hay cianuro presente en la sustancia de los
cometas se hizo público alrededor de 1910 en relación con una aparición del
cometa Halley. Los astrónomos han sido conscientes de esto a finales del siglo
XIX.
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