LOS ALIMENTOS SAGRADOS
“Todo lo que hacemos gira alrededor de dos ejes: AMOR y HAMBRE. Lo que
no se hace a impulso del estómago, se comete con miras sexuales, y si este
es el motivo, la causa de la vida, y todo gira en torno a estos dos aspectos,
¿cómo no valdría someterlo a un estudio concienzudo y hacer de ello toda una
religión?. Hambre y amor, ayunos y abstinencia sexual, dieta y prescripciones
higiénicas, metabolismo y asimilación cerebral son cosas que nos invitan a un
estudio serio. Ese dualismo Amor-Hambre lo vemos por todas partes
amalgamarse, produciendo como tercer efecto que el alimento pase dentro de
nuestro organismo por diversos procesos metabólicos, en que parte de las
sustancias que ingerimos se conviertan en huesos, tejidos, y substituyan lo
gastado, pero también resulta de ese proceso de asimilación la base de
facultades intelectuales y espirituales. Sólo que no vivimos únicamente de
comer, sino que también los rayos solares nos alimentan por la piel y la
respiración nos da gran parte de vida.
Con toda esa influencia externa se forman en nuestro organismo las hormonas,
las secreciones líquidas del sistema glandular y ya sabemos por la
endocrinología que estos fluídos forman parte importante de nuestras
condiciones síquicas y espirituales.”
Dr. Arnold Krumm Heller.
De todo esto se desprende la necesidad imperiosa de saber escoger
cuidadosamente los alimentos que nos sirven de nutrición. Ellos no sólo
pueden ser utilizados como medicina, sino aportarnos sustancias sutiles que
favorezcan el desarrollo de nuestras facultades síquicas, mentales y
espirituales.
ASTROLOGÍA, CULTURA Y ESPIRITUALIDAD siempre en la búsqueda de
enseñanzas, conocimientos e información de utilidad práctica, les comparte en
esta oportunidad el capítulo sobre LOS ALIMENTOS SAGRADOS, tomado de
la obra LA COCINA MASÓNICA, de Pepe Iglesias.
Los alimentos sagrados
El hombre, como animal racional pensante, capaz de discernir entre el bien y el
mal, ha sacralizado todo aquello que le era beneficioso y, consecuentemente la
comida, fue motivo de adoración simbolizando en algunos alimentos básicos la
fuerza mágica de un ser supremo que les aportaba la vida. Vamos a enumerar
algunos de esos productos, quizás los más comunes, y explicar algunas de sus
vinculaciones con la masonería. No obstante, y con el fin de no repetir los
mismos conceptos, para conocer en profundidad el simbolismo de todos estos
productos, en el apartado 5.7. Simbología de los alimentos, ofrecemos una
explicación extensa del porqué cada uno de estos artículos fue sacralizado
originariamente en las diferentes culturas.
ACEITE DE OLIVA, EL ORO LÍQUIDO DEL MEDITERRÁNEO
Es parte integrante de la tríada sagrada de los alimentos primigenios, pan, vino
y aceite y todas las antiguas culturas se apuntan el tanto de haberlo
descubierto. Los griegos, seguidores y conocedores de las tradiciones del culto
a Isis, donde el aceite tenía un protagonismo ritual absoluto, introdujeron en su
mitología que había sido Palas Atenea quien lo había creado para proteger a
Erecteion en su huida de Poseidon “...capaz de iluminar las noches, calmar las
heridas y nutrirle con un alimento rico de sabor y generador de energía”.
Roma, seguidora a su vez de la antigua Grecia, atribuía a Hércules haber sido
el difusor por el Mediterráneo del áureo elemento. Sin embargo, el hecho de
que en el Génesis ya se hable de que la paloma trajo a Noé una rama de olivo
como mensaje del fin del diluvio, indica que este alimento ya se encontraba en
los albores de la humanidad.
En las tablillas encontradas al norte del palacio de Babilonia, situadas
temporalmente en el reinado de Nabucodonosor, y atribuidas a La-Ku-U Ki-Nu,
príncipe de La-Ku-Du, o sea el príncipe Jakin, apresado en 1597 a. de J.C., se
encontraron restos de aceite que seguramente procedían de algún proceso
sagrado para hacer incorrupta la madera por mucho tiempo, de momento 3.500
años. Sin entrar en polémicas históricas que tampoco vienen al caso, podemos
afirmar que en las estribaciones del Himalaya, es decir en la actual India, existe
una variedad de olivo salvaje (olla chrysophilla) que podría ser el primitivo
árbol, y hay restos arqueológicos de molinos que demuestran que ya extraían
su aceite.
En tiempos más recientes, hace unos cinco mil años, había numerosos de
estos molinos de aceite alrededor del Mediterráneo, es decir el área de
expansión de la primitiva India, y por lo tanto podemos deducir que el aceite
acompañó a las culturas primitivas originadas en India en su periplo europeo,
quedando absolutamente implantado en todos los pueblos que posteriormente
se configuraron en esas costas.
De su presencia en el primitivo pueblo de Israel ya hemos apuntado el detalle
de la paloma de Noé, y como en el apartado 5.7. La simbología de los
alimentos, expongo numerosas citas extraídas de los libros sagrados del
Pentateuco que hacen continúas referencias a él, tanto en su uso alimenticio
como en el mágico no voy a insistir en ese aspecto.
Su uso realmente se podía considerar mágico si se tiene en cuenta que se
empleaba tanto en medicina, como en alimentación, y hasta en el alumbrado,
de ahí que en todos los rituales se hiciesen ofrendas de aceite a los dioses.
En Grecia se establecía el zumo del primer prensado como aceite para cocinar
y aliñar comidas, el segundo como ungüento para embellecer y cuidar el
cuerpo, y del tercer prensado se obtenía el combustible para la iluminación.
Durante la guerra del Peloponeso los famosos, casi míticos olivos del Ática,
fueron arrasados, y teniendo en cuenta que este árbol tarda casi cuarenta años
en alcanzar su madurez, Atenas no pudo esperar tanto tiempo y su economía
se hundió arrastrando consigo una de las más florecientes civilizaciones
mediterráneas.
Roma tuvo también sus olivos sagrados como fiel discípula de la cultura
helénica,en Menafrio, pero para no sufrir las posibles consecuencias de sus
vecinos, sus estudiosos cronistas buscaron posibles alternativas. Plinio habla
de los olivares españoles como algo sublime: “Después de este aceite de Italia,
el debate está entre el aceite de Istria y el de la Bética, debate que no se ha
solucionado. Vienen luego las calidades del aceite de las provincias,
exceptuando África, cuyo suelo no produce otra cosa que grano”. Entre estas
diatribas vemos como Estrabón afirma que es el hispánico el mejor para el
consumo alimenticio, reservando el africano para la iluminación y el italiano
para los bálsamos. Como prueba de la importancia que el aceite tenía en
Roma, podemos ver en la obra “De Agricultura” como el gaditano Julio
Moderato Columela le dedica varios capítulos, no sólo a su cultivo, sino incluso
a las técnicas de extracción, conservación y hasta coquinaria.
Actualmente, gracias a los recientes descubrimientos de su acción reductora
del colesterol, a sus cualidades nutricionales y a su cocina podríamos dedicarle
un capítulo entero. Simplemente apuntar que el aceite de oliva es uno de los
mejores fijadores de aromas, y por tanto sus aplicaciones en una cocina que,
como la masónica, debe cumplir simultáneamente los requisitos de sagrada,
natural y a la vez sofisticada, es absolutamente imprescindible por sus cientos
de usos. Un buen cocinero mediterráneo, y por lo tanto también el masón, debe
tener en su cocina varios frascos o botellines con aceite de oliva de diferente
acidez e intensidad aromática, con diversos productos perfumadores en su
interior para sus respectivas aplicaciones. Por ejemplo uno fuerte y vigoroso
para macerar ajos, curry, azafrán o albahaca. Otros más jóvenes y afrutados
para especias como el estragón, el cebollino, el tomillo o el laurel, con éstos se
preparan unos deliciosos pescados y mariscos a la parrilla. Actualmente hay
jóvenes cocineros muy atrevidos que utilizan el aceite más delicado, el de
aromas florales, para macerar especias dulces como la canela o los pétalos de
flores, sobre todo de rosas, con las que aromatizar sus postres, lo cual hay que
señalar que ya era práctica habitual en las reposterías árabe de hace quince
siglos. Incluso existía un importante mercado de exportación de aromatizantes
de rosas de Ispahan.
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