El TEMPLO EGIPCIO Y LA FISOLOGÍA OCULTA
SIGNIFICADO DE LA BOVÉDA CRANEAL
Es necesario
destacar que las representaciones egipcias señalan cuidadosamente, con una
cinta para el pelo, una corona, una diadema, o una juntura, una línea divisoria
para la parte superior del cráneo, separando de esta manera la corona de la
cabeza. En Egipto, la altura del cuerpo se medía sin la bóveda craneal. Esto
influía en el estudio comparativo de la «Proporción Áurea» del cuerpo según los
egipcios, en oposición a las proporciones griegas.
Si examinamos
la naturaleza de esta parte separada del cerebro, entenderemos mejor el
significado del énfasis puesto en la corona, ya sea eliminada o acentuada. En
este sentido, se aclarará una de las características que diferencian el
pensamiento de los egipcios del pensamiento de los griegos.
La cabeza se
encuentra en el «Templo Cubierto», el santuario del cuerpo humano donde todos
los centros de control están acumulados. Tiene el mismo significado simbólico
en el templo. El estudio filosófico y orgánico de la cabeza es muy complicado,
por lo que a continuación señalo los puntos que nos afectan más directamente.
Entre los órganos del cerebro debemos distinguir los siguientes:
l. El bulbo
raquídeo y la protuberancia anular, el punto final de la parte superior de la
columna vertebral.
2. El
cerebelo, centro de coordinación de los estímulos procedentes del entorno o del
cerebro, y regulador de los movimientos necesarios para estarse quieto o
moverse (equilibrio).
3. El
cerebro, con sus dos hemisferios, centro de control de la actividad de la
registro de las ideas.
4. El
complejo de las glándulas pineal e hipófisis, que forman el verdadero
«sanctasanctórum», ya que todas las facultades de la inteligencia dependen en
concreto de ellas. Del bulbo raquídeo y la protuberancia anular parten doce
pares de nervios craneales que, excepto dos de ellos, regulan toda la vida de
la cabeza. Los dos que he excluido son los nervios neumogástricos, que inervan
y conectan la cabeza con todas las funciones vegetativas del cuerpo, y los
nervios espinales, que conectan la cabeza y el cuello.
Los dos hemisferios
del cerebro están compuestos de la capa externa (córtex o manto), formado de
materia gris, y una masa encefálica blanca que se encuentra por debajo de las
fibras nerviosas. Desde el córtex, con los dos lóbulos del cerebro, salen todas
las órdenes para cada acción del cuerpo; todos los impulsos motrices proceden
de la circunvolución ascendente frontal, a lo largo de la fisura de Rolando
(así como desde su extensión en la superficie interna del cerebro, el lóbulo
paracentral).
Aquí está
localizado lo que en medicina se denomina el «hombre invertido», porque todos
los controles del cuerpo parten de arriba abajo, pero inversamente; el punto
más alto de la fisura de Rolando controla los pies, mientras que los controles
de la cabeza se encuentran en la parte inferior de la fisura (15)
Hay que
destacar también que esta división en dos partes del cerebro es precisamente la
que regula la vida relacional que determina lo que yo llamo el centro de la
Inteligencia cerebral, la que exige una comparación, en oposición al Intelecto
(santo Tomás de Aquino) o la “Inteligencia del corazón”) de los antiguos
egipcios, que ofrece el concepto directo, sin necesidad de la comparación
mediante la oposición (16).
Debemos también
destacar que los dos lóbulos del cerebro están separados por una lámina llamada
hoz cerebral (una extensión de la duramadre) que se osifica con el tiempo y
tiene la forma de falce o de hoz. Esta lámina actúa como separador no solo de
hecho, sino también simbólicamente, al dividir en dos mitades la parte cortical
del cerebro en el que se encuentran las ideas y la inteligencia razonada. No es
simplemente una cuestión de separar un órgano en dos partes, sino de separar
unafonción en los dos aspectos que forman la Consciencia psicológica y la
inteligencia «cercbrah). Todo «conceptm) es la consciencia de una definición a
través de la oposición de dos posibilidades:
Una
afirmativa y otra negativa. El hecho observado es el polo positivo y su negación lo hace
comprensible. Con este órgano, solo podemos entender mediante la eliminación
sucesiva y la selección final, que para el hombre solo es la posibilidad de
aumentar el conocimiento. Así, simbólicamente, esta hoz separa la verdad del
error (el Bien del Mal); y como consecuencia de esta dualización, ambos lóbulos
cerebrales se convierten en el centro de inscripciones afirmativas y negativas,
lo que hace del cerebro el instrumento para la transcripción de la Inteligencia
directa y única de un «Hombre Adánico».
Esto explica
la expresión egipcia “dar la sien” (Maa) equivalente a “prestar atención”. Así,
el sentido de esta expresión es <>.
Esto
demuestra dos cosas:
a) Los
antiguos daban más valor a la función vital que al órgano perceptivo.
b) Tenían un
exacto conocimiento de los centros vitales y de la inteligencia, y lo sabían
todo sobre el cerebro, lo que contradice las declaraciones del profesor Hermann
Grapow (ver capítulo VI, nota 44).
(16)
Tomándolo como un todo, el cerebro, centro de toda la coordinación de ideas, es
el centro de todas las reacciones personales. Entre todos los pueblos antiguos
se consideraba que los <> eran considerados
como inspirados, o capaces de ser directamente inspirados, actuando en ausencia
de cualquier voluntad verdadera o razonada.
Polo positivo
y su negación lo hace comprensible. Con este órgano, solo podemos entender
mediante la eliminación sucesiva y la selección final, que para el hombre solo
es la posibilidad
De aumentar
el conocimiento. Así, simbólicamente, esta hoz separa la verdad del error (el
Bien del Mal); y como consecuencia de esta dualización, ambos lóbulos
cerebrales se convierten en el centro de inscripciones afirmativas y negativas,
lo que hace del cerebro el instrumento para la transcripción de la Inteligencia
directa y única de un «Hombre Adánico».
La
descripción de esta «Inteligencia directa y única» se nos escapa, como
cualquier idea de Unidad, que la razón, sin embargo, nos impone de otra manera.
Si, en la representación del hombre, simbólicamente separamos esta bóveda
craneal, solo nos queda al Hombre Divino, al Hombre Adánico (Kadmon) antes de
su caída en la Naturaleza, ya que después de la caída se encuentra a sí mismo
en constante oposición (Adán masculino y Eva femenino) y, por lo tanto, deberá
nacer y morir; ya no puede entender nada uniéndose a la Unidad creadora, solo
puede entender mediante la comparación de los opuestos (consciencia filosófica).
En el estilo
griego, es el hombre natural (el hombre interior) quien se representa y de esta
manera debe incluir la bóveda craneal como se muestra por la medida de la
proporción áurea (17)
En sus
templos, los antiguos egipcios solo hablan de los Principios del Mundo y del
Hombre cósmico dentro del hombre terrestre (Microcosmo). Ahora bien, eliminando
la bóveda craneal cuando lo exige la intención, separan el órgano, que es el
símbolo de la caída de lo divino y de la Inteligencia directa en la naturaleza
transitoria; y este doble cerebro (derecho e izquierdo) se convierte en el
principio de la sexualización y de la inteligencia del Mundo creado. Y este es
uno de los aspectos que me interesa particularmente en el simbolismo del templo
de Luxor.
Para
completar esta explicación, aportaré el resultado de experimentos citados por E. Gley
en «The Effects of the Extirpation or Destruction of the Brain and Particularly
the Cerebral Hemispheres» («Los efectos de la extirpación o destrucción
del cerebro y particularmente de los hemisferios cerebrales») (Physiologie,
vol. 2, p. 945):
En el caso
del perro, la extirpación de los hemisferios cerebrales se realizó con éxito
por Goltz (1889-1891 ), que incluso
consiguió mantener vivo al animal durante dieciocho meses, y también por
Rothman (Berlín), quien mantuvo vivo un perro durante más de tres años (
1909-1912). El «perro sin cerebro» de Goltz había perdido toda naturalidad y
era insensible a todos los estímulos fisicos, 17 Ver capítulos 1 y VIII.
Llamadas,
caricias, ver a un gato, etc. Sin embargo, podía andar, aunque torpemente,
cuando se le ayudaba; cuando se le pellizcaba, comenzaba a gruñir o a ladrar, o
intentaba morder; podía oír ruidos altos; sus pupilas se contraían con la luz,
pero su mirada siempre se mantenía fija, como perdida; al situarlo en un plano
inclinado, conseguía mantenerse para no resbalar; comía con dificultad y,
además, no iba tras su comida, y, de haberle dejado libre, habría muerto. El
perro de Rothmann estaba ciego y sordo, y tampoco tenía sentido del olfato, de
ahí la eliminación de toda vida sexual; se podía mantener en equilibrio y
caminar; no prestaba atención ni a otros perros ni a la gente; experimentaba
hambre y saciedad.
En resumen,
los animales a los que se les ha extraído el cerebro mantienen, además de las
funciones orgánicas, las funciones de la coordinación de movimiento y el
equilibrio; también mantienen la expresión emocional; aparte de eso, se
comportan como autómatas. Lo que se ha quitado con la capa externa del cerebro
es el órgano de las funciones fisicas supremas, de la memoria, de la asociación
y percepción de ideas, de reflejo de las sensaciones y las representaciones; es
decir, el órgano de la inteligencia o, más bien, de las inteligencias (síntesis
de varios procesos fisicos y adaptaciones de estos a las múltiples manifestaciones
de la vida).
Estos
experimentos muestran que la eliminación de esta parte del cerebro mantiene al
hombre vivo, pero sin razonamiento, por lo tanto sin ningún juicio personal.
Esta parte de los órganos del encéfalo juega un papel muy importante en la
evolución de la consciencia. Los dos lóbulos o hemisferios del cerebro son el
instrumento de la memoria y la decisión, es decir, de la elección. El hombre
«Divino» (sin esta parte del cerebro) representa el Principio o Neter, capaz de
vivir y actuar, pero solo ejecutando los impulsos que recibe; es decir, juega
el papel de intermediario entre el impulso abstracto, fuera de la Naturaleza, y
su ejecución en la Naturaleza, sin una elección propia. A este respecto, este
sujeto tiene un carácter primitivo «prenatural». Por otro lado, el hombre
natural va a utilizar su instrumento cerebral como medio de «sufrimiento de la
naturaleza) (interpretando sufrimiento como experiencia profunda a través del
conflicto de la consciencia y no como dolor). Lo usará como herramienta de su
conocimiento y sus acciones libremente decididas; estas acciones serán acordes
o discreparán de la armonía natural. Cuando, a través de su experiencia, haya
desarrollado su consciencia hasta la máxima perfección, ya no necesitará este instrumento
cerebral para conseguirlo, solo lo necesitará con el fin de actuar, en esta
encarnación. La vida de este “superhombre”
(en pura contemplación y éxtasis) será de nuevo el del hombre «Divinm),
pero con consciencia, es decir, sin ser más un Neter ciego, sino una ser que
lleva consigo todo el conocimiento, la suma de todas las experiencias posibles
(18).
(18)La bóveda
craneal, que contiene el órgano fisico del cerebro, no debe confundirse con la
corona circular que rodea el propio cráneo. No puedo analizar esta corona aquí,
ya que corresponde a conductos de flujos de energía que pertenecen a un estado
más sutil del cuerpo humano. Por otro lado, no puedo permanecer en completo
silencio sobre este asunto, ya que sin ningún conocimiento sobre él, los símbolos
que en Egipto se le relacionan (por ejemplo, la diadema real) serían
interpretados erróneamente. Esta diadema representa la coronación de la
sabiduría, es decir, el movimiento continuo de los centros de vida suprema en
la cabeza. Su circuito termina en el punto central de la frente, expresado en
Egipto por el uraeus frontal. Cuando los egipcios hablan de canales en el
cuerpo humano, se refieren no solo a los canales fisicos (nervios y venas),
sino también a los circuitos de energía.
De esta
manera, el Hombre sin su bóveda craneal representa tanto al Hombre Adánico
prenatural como al Hombre que ha superado la Naturaleza. Entre ambos se sitúa
el hombre terrenal, experimentando el nacimiento y la muerte. Es interesante
encontrar este órgano comprendido en una «osamenta externa» como el caparazón
de un insecto. Esta característica, como las junturas del cráneo y la forma
completa que forma su bóveda, podría compararse con la imagen del escarabajo
(un tema tratado en Egipto, especialmente bajo Tutmosis III y Amenofis III, los
constructores del templo de Luxor).
La cabeza del
Hombre, que sirve como base simbólica de este templo, está representada sin la
bóveda craneal, como mostraré más tarde, y entonces veremos cuál es el estado
del hombre en este caso. Parece cada vez más claro que el Antiguo Egipto, con
su «mentalidad vitalista>> en toda forma de expresión, toma del Hombre
(Microcosmo) sus miembros, gestos y órganos con el fin de simbolizar las
funciones esotéricas del Hombre universal (19). Esto encaja dentro de la misma
lógica para elegir, entre las criaturas animadas, los tipos más característicos
para representar estos órganos y funciones. Cada especie animal o vegetal
representa, en esta fllosofia, una etapa en la evolución de la Consciencia y,
por así decirlo, el «órgano tipo animado» de esta fase de la evolución.
Los fluidos
de energía son tanto fluidos nutritivos como <> de la
fuerza universal. No necesariamente son transportados por vasos fisicos.
Podrían, por ejemplo, ser considerados como fluidos de inducción que emanan de
centros concretos, situados de forma precisa siguiendo los caminos que
envuelven la materia fisica.
19 Purusha de
los Vedas ( Upanishads)
R.A SWALLER DE LUBICZ
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