MERCURIO RETROGRADO, RECORDAR PARA CORREGIR
Por Alan de Los Mares
Desde Bogotá Colombia
En los
ámbitos en que me desenvuelvo, familia, amigos, etc, en contacto con personas
entendidas o no en la materia, con demasiada harta frecuencia escucho una queja
reiterada que cuestiona la efectiva acción de las influencias astrales:
-pero yo veo que a mi nunca me pasa
nada-
Tal vez
asimilan ese “nunca me pasa nada” con la ocurrencia de hechos notables y
extraordinarios, felices o desafortunados. La existencia de un ser humano,
incluso la de los demás reinos de la naturaleza, no está sometida
caprichosamente -de forma constante e inexorable- a mudanzas y fluctuaciones súbitas
e inesperadas en un continuo fluir caótico sin orden ni concierto.No se puede pretender
ser todos los días el afortunado recipiendario de acontecimientos felices y
venturosos, como tampoco se debe vivir en la estulta e insensata expectativa de
que nos sucedan las peores desgracias y calamidades, como le acontece a las
personas irremediablemente pesimistas.
El universo,
el hado, no son una máquina taumatúrgica en permanente proceso de producir
milagros, ni tampoco un malévolo mecanismo generador de infortunios de todo
tipo, como así lo cree mucha gente despistada que espera que su vida cambie fantásticamente
mediante el sortilegio de la magia, o de la acción de agentes externos. No,
todo está en nuestro interior, y es allí, a ese santuario del ser donde debemos
dirigir nuestras miradas, sagrado lugar en que mora nuestro mago interior, tal
como nos lo dice Orissa Mizar, y luego de descubierto ese poder interno, mediante él, establecer
una conexión despues con ese otro poder superior -cósmico, universal- cuyo intermediario
son las estrellas en el cielo… las estrellas de nuestro destino… el macrocosmos
y el microcosmos en perfecta armonía y coordinación para modificar inteligentemente
–hasta donde ello sea posible- los malos condicionamientos con los que venimos
al mundo, no para cambiar ‘El Destino’,
sino de destino…
Por supuesto,
claro, suceden cosas. A todos nos suceden cosas, pero no lo notamos, porque aún
la consciencia está dormida. Vivimos en el eterno sueño de creernos
“despiertos”!... Tener la consciencia plenamente despierta en el aquí y el
ahora, en estado de alerta continua, nos permite aprehender, percibir el eterno
devenir de lo contingente, cuyos momentos precisos son señalados con exactitud por
los relojes celestes.
Es la
astrología del día a día, de la realidad
concreta, como repetitivamente la denomino, en que los pequeños sucesos
externos e internos –aparentemente triviales y sin importancia-dejan su huella
y marcan una gran diferencia. Repetir es un gran recurso mnemotécnico y
pedagógico que sirve para fijar una idea firmemente, y no me cansaré de repetir que
hay que estar atentos, ojo avizor al fluir de lo cotidiano, si queremos
comprobar la realidad inobjetable de la astrología.
En ese
trabajo de comprobación y demostración siempre ando, compartiendo mis vivencias
y experiencias de la forma más sencilla y clara posible en las páginas de ASTROLOGÍA, CULTURA Y ESPIRITUALIDAD. En
ese orden de ideas, una situación acontecida hace dos noche sirve de clara
demostración, una vez más, de como los hechos astrológicos coinciden plenamente
con los reales, o a la inversa, como los hechos reales se explican por los
astrológicos.
Me encontraba pensando qué artículo de los publicados en ASTROLOGÍA, CULTURA Y ESPIRITUALIDAD compartir en su pagina hermana de FACEBOOK,y de forma inopinada se me vino a la mente uno que lleva por título LILITH EN GÉMINIS, EL PACTO SATÁNICO DE JANE MANSFIELD. En efecto, sobre las 21:06 fue publicado, como se observa en la imagen tomada de la pagina de la referencia:
Un detalle
noté, y es que la letra en la que está editado el artículo en el blog
aparecía muy pequeña, así que comencé a Releer
el escrito a ver que otros errores presentaba, para corregirlos, pues había espacios entre unas palabras y otras. Al
hacerlo caigo en cuenta de algo:
Esta tarde,
en un dialogo con Orissa por el chat privado, ordenando los mensajes acumulados
en el InBox, me doy cuenta del mensaje arriba copiado. “Casualmente” tenía
configurada mi carta natal a propósito de un asunto familiar, y lo primero que
llama mi atención es lo siguiente:
Observamos
simple y llanamente el tránsito de Mercurio R’ en 1°43 de Escorpio, Casa XII.
Un tránsito planetario activa un sector, y por sí solo es eficaz.
El artículo en mención trata precisamente de
Geminis (Mercurio), y la Casa XII (lo interno),
y tenía que ser “coincidencialmente” un tránsito de Mercurio retrógrado el que
hiciese Recordar (Mercurio R’) de
forma impensada, inconsciente (Casa XII) el
citado escrito, publicado hace ya un buen tiempo. Mercurio obviamente rige la
memoria, está en Escorpio, y claro, también aparece otra “casualidad”, es decir, el
tema del artículo está relacionado con lo misterioso y esotérico (Escorpio),
amén de que Mercucho, como le dice una apreciada amiga argentina, es regente de
mi Casa VIII, análoga a Escorpio, una mansión que rige también el sexo en sus fases
de transformación o degradación, asunto que en el último sentido ocupa buena
parte deLILITH EN GÉMINIS, EL PACTO SATÁNICO DE JANE
MANSFIELD.
Quizá el tránsito mercurial en XII sirvió también como intermediario con las regiones subliminales desde donde se
necesitaba enviar el mensaje (Mercurio), a través del mecanismo de la memoria,
de corregir la letra de la publicación…
Así es el lenguaje simbólico de la astrología, siempre expresándose en
diferentes niveles, pero de forma coherente y coordenada.
¿es útil, o no, un Mercurio retrogrado?
Juzguen ustedes…
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