FENÓMENOS Y APARICIONES DEL MÁS ALLA
El bergantín Mohawk. - Se dice que el caso referido por la señora Besant le ocurrió al capitán del bergantín Mohawk, quien una noche fue despertado por un hombre que vestía camiseta verde y le instó a mudar el rumbo hacia el sudoeste. Supuso el capitán que el contramaestre había enviado a un marinero con el encargo y corrió a cubierta para cerciorarse. El contramaestre dijo que no sabía nada de cuanto le preguntaban, y regresando el capitán al camarote, se repitió el aviso y las consiguientes indagaciones del capitán en la cubierta del buque, hasta que recibida la advertencia por tercera vez, con añadidura de que acaso sería demasiado tarde de no proceder con diligencia, dió el capitán orden de mudar de rumbo. Al poco rato de navegación encontraron un buque desarbolado con cuatro supervivientes, uno de los cuales llevaba camiseta verde. A las preguntas que se le hicieron, respondió este hombre diciendo que la noche antes había entrado en sueños por tres veces con el camarote del capitán de aquel bergantín, suplicándole que mudase de rumbo para salvar a unos náufragos. Conviene advertir que en los tres últimos casos referidos, no solo se veía compelida el alma por necesidad apremiante a dejar el cuerpo, sino que las mismas circunstancias lo favorecían.
En el caso del clérigo P. estaba el cuerpo en catalepsia, y en los naufragios estaban los protagonistas extenuados físicamente por la fatiga y el hambre. El ayuno forzoso, en cercanía con la inanición, puede producir los mismos éxtasis resultantes que el ayuno voluntario en los místicos y ascetas. El cuerpo astral ha de hallarse sin duda más propenso a la libertad en semejantes condiciones, aunque de ningún modo sea el mejor medio de proporcionarla. Las circunstancias predominantes en los referidos sucesos fueron, seguramente, el principal elemento de éxito.
Apariciones inmediatamente anteriores a la muerte
Hay gran número de casos en que las apariciones ocurrieron cuando el aparecido estaba ya en trance de muerte y por la debilidad natural de su cuerpo físico podía el astral desprenderse fácilmente. En estas condiciones parece que los anhelos ardorosos se realizan sin gran dificultad, pues no cabe duda de que así ha sucedido inmediatamente antes o después de la definitiva separación del cuerpo carnal. Si el temperamento físico del hombre no le ha consentido en vida la actuación periódica en el cuerpo astral, se determina a realizar el anhelo dominante en su mente, apenas se ve libre; pero en este caso ya pertenece a la categoría de los espectros, del que trataremos en el capítulo siguiente. Sin embargo, hay otros casos en que la aparición no es espectral, sino que ocurre poco antes de la muerte física, como por ejemplo, el tan sabido caso de María Goffe de Rochester10, del cual aseguró Andrés Sang que pocos hechos podían alegar en su favor pruebas tan convincentes. No repetiré aquí las circunstancias del caso, pero en su lugar convendrá referir otro análogo con elementos de comprobación igualmente valiosos.
Egipto y Turquía. - El año 1854, regresaba de la India un distinguido matrimonio para. reunirse con sus hijos, después de una ausencia de cuatro años. La esposa cayó tan gravemente enferma al llegar a Egipto, que se perdieron las esperanzas de salvarla. Durante el delirio febril, denotó el ardiente deseo de ver por última vez a sus hijos, y así lo dijo frecuentemente a los que la cuidaban. Por más de una semana estuvo día tras día la enferma suspirando por ver a sus hijos para morir tranquila. En la mañana del día de su muerte cayó en profundísimo y tranquilo sueño, del que no lograron despertarla las enfermeras, hasta que poco después de mediodía se despertó de súbito exclamando: “¡Los he visto! ¡Los he visto! ¡Dios sea loado!” Luego volvió a sumirse en letargo hasta la caída de la tarde, en que murió. Los hijos de la difunta estaban en una pensión de Turquía, bajo la vigilancia de un amigo de la familia, y ocupaban dos aposentos independientes, uno para recreo en donde se reunían todos con una aya que no conocía a los padres. De pronto vieron los niños entrar despacito en el aposento a su madre que los miraba sonriente y luego pasaba al aposento contiguo hasta desaparecer. Los tres niños mayores reconocieron inmediatamente a su madre, pero quedaron muy turbados al verla en actitud tan silenciosa. Los más pequeños y el aya vieron a una señora vestida de blanco que entraba en el aposento y, deslizándose suavemente, desaparecía. Tuvieron los de la casa la precaución de anotar la fecha de este caso (10 de Septiembre de 1854) y pudo comprobarse después la simultaneidad de la aparición y muerte de la madre. El suceso quedó escrito para memoria en una hoja suelta de la Biblia de familia, de la cual se tomó este relato. En otra obra del mismo autor, leemos que una señora cualquiera, fallecida en Cockermouth se apareció con pleno día a sus hijos que estaban en Seule. Este caso es idéntico al anterior en sus pormenores, y también lo avalan testimonios verídicos.
TOMADO DE CARLOS LEADBEATER
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