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ME CASÉ CON 21 PAREJAS: RAREZAS DE UN LOCO PLANETA

Por Alonso Marenco
Desde Bogotá - Colombia 
Volver a repasar-sacándolos del cajón de los recuerdos- los acontecimientos importantes de la propia vida, e investigarlos y analizarlos a la luz de la astrología, es no sólo despertar la nostalgia del pasado, sino una aventura emocionante que conduce a descubrir la manera exacta y admirable como el destino va tejiendo su trama a través de determinados ciclos que son como los heraldos anunciadores de hechos trascendentales que inciden profundamente en el curso de una existencia. Desplegar el amarillento mapa natal y escrutar en esa hoja de ruta uno a uno los sucesos más relevantes de la propia vida, desde la óptica astrológica presenta la inmensa ventaja de la objetividad y exactitud más escrupulosas a la hora del análisis y la interpretación de los mismos. Por supuesto que el lenguaje astral es universal, y cada quien abordará la ‘traducción’ de sus significados según su mayor o menor conocimiento y capacidad de penetración y comprensión de sus símbolos, pero en el entendido que conozca algo de astrología, nadie podrá sustituir al propio sujeto como ‘lector’ astrológico idóneo de su propio peregrinar terrestre. Esto porque lamentablemente hay enquistados en algunos foros ciertos detestables sujetos con evidentes perturbaciones mentales dedicados exclusivamente a darle manejo a sus problemas siquiátricos mediante el ataque vil y la agresión asquerosa a quienes se sitúan en su mira, induciendo así sus comportamientos anormales y violentos; desde luego, el arma favorita de estos orates de las redes sociales es la carta astral de aquel a quien han decidido convertir en su enemigo y blanco de sus patologías, realizando con ella los más disparatados análisis y haciendo las deducciones más descabelladas sobre la personalidad de la pobre víctima de semejantes engendros de “interpretación astrológica”,  hechos a impulsos, por ejemplo, de psicosis paranoíca. Una buena recomendación es no responderles, asi crean ellos y quienes tras bambalinas los secundan-igual de enfermos- que guardar silencio es hacer concesiones a sus locuras. Habría que estar también loco de remate para involucrarse en escaramuzas dialécticas con individuos enajenados.

Precisamente, esta mañana recordaba (1) uno de los episodios más memorables de mi vida signado por situaciones, circunstancias y hechos enteramente raros, inesperados, sorpresivos, inusuales, en una palabra, sui generis, lo que cambió totalmente el  rumbo de mi vida de una forma absolutamente diferente a como la había planificado haste ese entonces. Me refiero a mi matrimonio, y a todo cuanto lo antecedió y acompañó. La boda tuvo lugar el 12/4/1981, pero retrocediendo unos cuantos meses en el tiempo, marcadas por un clima sicológico especial, comenzarón a surgir aceleradamente una serie de situaciones imprevistas que desembocaron finalmente en el casamiento. 

Según recuerdo (soy Cáncer y mi Luna Rx está en trígono con Mercurio Rx en este signo, asi que tengo una gran memoria), a finales de 1980 ya comenzaba a experimentar una imperiosa necesidad de renovación en todos los órdenes. Deseaba intensamente (¿mi Luna en Escorpión?) independizarme de la familia, cambiar de ambiente, irme a vivir a otra parte. Al mismo tiempo que eso sucedía en mi interior, de repente, se despertó la añoranza del pasado, y los recuerdos y reminiscencias de esas épocas alegres comenzaron a aflorar con su fuerte carga emocional. Pasaba horas, días enteros, rumiando en la memoria los tiempos felices de mi infancia vivida en el maravilloso e inigualable universo mágico del caribe colombiano, la patria chica del gran Nobel de literatura Gabriel Garcia Marquez. Cual película, revivía con deleite en mi imaginación esas inolvidables noches tachonadas de estrellas en que  sentado en el sardinel de la puerta de la casa, al lado de mi madre, escuchaba con suma atención, admiración y miedo las siempre electrizantes y emocionantes historias de hechos sobrenaturales, magia, misterio, espantos, muertos y aparecidos (2), narradas magistralmente por los contertulios que noche a noche se reunían en la puerta de la casa, sentados en mecedoras, a hablar de lo divino y lo humano, una costumbre caribeña digna de ser imitada como modelo de integración e intercambio humano de incomparable e inmensa riqueza social y cultural; pero también brotaban del fondo de la memoria, sin razón aparente alguna, evocaciones de mis vivencias con los amigos y compañeros de la niñez, especialmente relacionadas con una vecinita que fue muy especial para mi, y que a esas alturas ya era toda una mujer. Una y otra vez acudía  su imagen a mi cerebro, aunque por supuesto, no causaba ello en mi algo más allá de la natural nostalgia de los felices momentos pasados en su compañía y la de sus hermanos.

Todo ese clima sicólogico, como decía, generador de cambios internos indudables, y que se tradujeron después inexorablemente en eventos externos repentinos  e inesperados, como el de mi matrimonio tan especial y diferente, como luego se verá, sin duda alguna se explican perfectamente en mi figura celeste por un tránsito planetario que el lector agudo ya habrá advertido de qué personaje astrológico se trata, y a fe que no se equivoca, pero por si acaso, he puesto en negrilla algunas palabras y frases claves que nos dan una pista más que evidente de su identidad.

Continuando con el relato, a mediados de Marzo de 1981, se me presenta un viaje realmente súbitoimprevisto (no se me había pasado siquiera por la cabeza la idea de viajar a parte alguna) al municipio de Campo De La Cruz, jústamente el lugar mencionado aquí que fue escenario de mis años infantiles. Obviando detalles innecesarios y agilizando la narración, digamos que tuve, después de 15 años de no verla, el reencuentro con esa amiguita de mi niñez. No está demás decir que se produjo un repentino y electrizante flechazo instantáneo entre los dos (una dirección primaria Conversa de Venus (3), regente de VII en oposición exacta al tránsito del protagonista de la historia, explica muy bien ese sorpresivo idilio (Venus) -que no estaba en mis planes-, y el posterior matrimonio, pues desde Julio del año anterior (1980) mantenía un romance con otra chica, quien desde Enero del 81 desapareció inesperada y extrañamente, y no volví a tener noticias suyas, pero que guardaba la esperanza que de un momento a otro regresaría. Por cierto, esta es otra historia muy digna de ser contada, y que se relaciona también en su integridad con los efectos de ese tránsito que sirve de base a este artículo. Lo cierto del caso es que en menos tiempo que decirlo, con la celeridad del rayo y luego de sortear una serie de dificultades y situaciones extrañas que se fueron presentando en el camino, las cuales no especifico por ser de mi resorte muy personal y para no fatigar al lector con detalles tediosos, el 12/4/1981, a las 12:50 PM, me casé en la iglesia de San Vicente Ferrer, municipio de Candelaria, departamento del Atlántico, Colombia.
IGLESIA SAN VICENTE FERRER, CANDELARIA (ATLÁNTICO)

Bien dicen que una imagen vale más que mil palabras, y todo lo que llevo escrito puede ser sintetizado de manera elocuente, a golpe de vista en la siguiente gráfica:



Se observa el tránsito de Urano R’ en 29°29’ de Escorpio, Casa 1, en conjunción (1°1’46’ de orbe) a la Luna Rx en 28°27’, produciendo un cambio brusco e imprevisto en mis asuntos personales (C1), que involucraba el hogar, la familia, las relaciones con las mujeres (Luna). Urano rige el sector 4° de mi carta (hogar, familia) y la Luna es significador universal de la esposa en una carta masculina. Ciertamente ese tránsito explica esa intensa (Escorpio) necesidad emocional (Luna) de cambio e independencia (Urano) que experimentaba en esa época, lo que hasta cierto punto se logró con el matrimonio y la formación de un nuevo hogar (Urano regente de 4); explica también ese despertar (Urano) de los gratos recuerdos (Luna) de mi infancia que tanto me hicieron en ese momento desear (Luna) cambiar (Urano) de lugar de residencia (Casa 4).

Ahora bien, la carta despejada de puntos innecesarios para el análisis, muestra algunos detalles importantes: 

Tenemos al ascendente del momento en conjunción exacta al MC radical, y el MC ídem en igual configuración al descendente; asimismo, el doble tránsito en conjunción de Urano a la Luna Rx en Escorpio y de esta tambien en conjunción a Urano Rx en Leo, y con el MC en el mismo signo, indicando obviamente un cambio de status social (MC) mediante la unión matrimonial y la formación de un nuevo hogar; pero el MC es el lugar de la carta que refleja nuestra actividad social, pública, que en un momento determinado nos hace notorios, como el matrimonio, por ejemplo. La Luna (público, gente) en el MC está en conjunción a Urano Rx alojado en IX (ceremonias religiosas!), morada regida precisamente por la Luna en la figura.Si por algo fue peculiar, raro, diferente, original (Urano) mi matrimonio; lo que lo hizo ser de pública notoriedad (algo que aún se comenta entre amigos y familiares), sin duda alguna, fue por dos hechos inusuales (Urano): fue una Ceremonia (Casa IX) de boda en la que me casé junto a un Grupo (Urano!) de 21 parejas más!!. En total fuimos 22. “Curiosamente”, hombres y mujeres luciendo espléndidos vestidos y trajes de Boda, como es tradicional; pero rompiendo (Urano!) con esos convencionalismos, mi esposa y yo asistimos vestidos de paisanos comunes y corrientes…!!. Raro ¿no?. Claro, algo uraniano debo tener yo con esa conjunción del díscolo planeta a mi Sol natal y trígono a la Luna.

Siempre me he preguntado porqué el destino, o mejor, Urano!, me condujo a casarme en ese municipio de Candelaria. La respuesta es bien simple y coherente con lo astrológico, pero que puede sonar a traído de los cabellos, muy extraño (Urano): la parroquia lleva el nombre de San Vicente Ferrer, nacido en Valencia, España, un 23 de enero de 1350, fecha acuariana. Vicente es patrono de la comunidad (Acuario) Valenciana; pero lo realmente sorprendente, y es algo de lo que me enteré hasta después de la muerte de mi esposa, es que era devota de este santo!. Tal vez por eso eligió ese lugar y su iglesia, sin conocer ella por supuesto nada de astrología.

Para terminar, dos cosas restan aún por agregar. Poco tiempo después del matrimonio reapareció repentinamente la novia que se había alejado de forma subrepticia; regresó con la sorpresiva noticia que estaba embarazada…

Ahora:  Matrimonio, noche de bodas, luna de miel, Urano conjunción Luna. hmm...

El 20 de Enero de 1982 nacía mi bella primogénita, Erika Adriana. Saquen cuentas, de signo Acuario!. No olvidemos que la Luna rige la concepción. Definitivamente, nos deja con la boca abierta el lenguaje simbólico de la astrología. Usted, ¿qué opina?.

(1) Mercurio celeste en Cáncer formando un trígono con la Luna Rx seguramente que es un buen tónico para la memoria.

(2) como ascendente Escorpión no puedo escapar a la fascinación de la muerte, lo misterioso, ctc.

(3) Direcciones primarias:


La dirección de Venus C (regente de VII)  en 29°44’ de Tauro, en esta Casa está en oposición (1°18' de orbe) a la Luna Rx, y exacta al tránsito de Urano en 29°29’ de Escorpio, Casa I.


por direcciones simbólicas (conversas) Venus en 28°02'46'' de Tauro, Casa VII, llega a la oposición (24'37'' de orbe) con la Luna Rx en 28°27' de Escorpio


Esta dirección venusina es bien importante porque refleja un hecho destacado en relación con mi matrimonio: La terca y tenaz oposición de mi madre a mi matrimonió. No le atraía (Venus) a mi madre (Luna) mi pareja...