PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE ASTROLOGÍA ESPIRITUAL
Por Max
Heindel
¿Es muy posible que la
astrología y la quiromancia sean verdad? ¿Se pueden evitar las desgracias
futuras mediante las predicciones de esas dos ciencias? ¿No se interfiere esto
con nuestro destino?
Respuesta: El destino que generamos bajo la ley de
causación por nuestros propios actos puede dividirse en tres clases. En primer
lugar, está el destino cuya misma naturaleza impide que sea expiado en esta
vida actual; por ejemplo, cuando un hombre comete un asesinato, sufra o no el
castigo de ello que le imponga la sociedad, no recoge el efecto de convertirse
en un hombre más dulce y cariñoso, pues la prisión perpetua, por ejemplo, no
produce ese resultado generalmente. Algunas veces resulta lo contrario: lo
llena de amargura y lo predispone contra todos. Antes de que la Naturaleza
quede satisfecha debe aprender que no debe privar a nadie de su forma: tiene
que aprender a servir. De manera, pues, que el destino no se satisfaría hasta
que llegue la oportunidad en una vida futura de hacer un servicio de
importancia a su víctima de otrora.
La
segunda clase de destino la recogemos diariamente, lo pagamos al contado, por
así decirlo. Si comemos demasiado tenemos una indigestión; si vamos sin ropas
suficientes sentimos frío.
La
tercera clase se llama destino "maduro". Es el resultado de nuestras
acciones de las vidas pasadas o de nuestros primeros años el que ha
desarrollado el efecto comprendido en las imágenes que ve el espíritu como
panorama de su vida futura cuando va a renacer. Una vez que el espíritu ha
elegido cierta vida con la consiguiente suma de destino maduro a liquidarse, queda
limitado por su elección. Las tendencias a obrar en forma conducente al pago de
ese destino maduro son inherentes al cuerpo y están descritas en los astros,
porque las influencias astrales son la fuente de la actividad humana, y por
consiguiente, este destino maduro puede verse en el horóscopo del nacimiento,
expresado con extraordinaria claridad, de manera que es muy fácil que lo
comprenda el astrólogo de mente espiritual o el quiromántico. Puede ver además
otras clases de destino y algunas veces tomar las unas por las otras,
equivocándose así respecto a si un suceso puede o no evitarse. Si es destino
maduro será imposible evitarlo, a pesar
de todas las prevenciones, como quizás lo demuestre el siguiente ejemplo:
En
1906 el autor dio algunas lecciones de astrología a Mr. L., conocido
conferencista, en los Ángeles, empleando el mismo horóscopo de dicho caballero para
instruirlo, lo que permitía al discípulo controlar la verdad de las
interpretaciones dadas a los símbolos en lo que al pasado concernía, y le daba
mayor interés que si hubiera tomado el horóscopo de un extraño. Se encontró que
Mr. L. había sufrido cierto número de accidentes, señalando los días en que habían
ocurrido. Otro accidente debería ocurrir en la luna nueva, el 21 de julio de
1906. Se recomendó, pues, a Mr. L. que ese día se quedara en su casa, y sobre
todo el día séptimo después de ése, siendo considerado este ultimo como más
peligroso. Se le dijo que corría peligro de sufrir un accidente que lo dañaría
en la parte inferior de la cabeza, el cuello, pecho y brazos, debido a un viaje
corto en bicicleta, coche o tranvía. Mr. L. quedó sumamente impresionado y
prometió quedarse en su casa los días citados. El autor
se fue al Norte y de allí le escribió recordándole los riesgos que corría.
Recibió carta diciéndole que no lo olvidaba y que tendría mucho cuidado.
Las
primeras noticias que tuvo el autor vinieron por intermedio de un amigo mutuo,
y decíase que Mr. L. había ido a Sierra Madre para dar una conferencia el 28 de
julio y había sido herido en las partes mencionadas en la predicción, debido a
una colisión de vehículos. El autor estaba muy admirado de que no hubiera
seguido sus consejos y más tarde vino la contestación, en la que Mr. L.
agradecía mucho las informaciones dadas, lo que le habían probado el valor de
la astrología. La razón por la que sufrió el accidente fue que había olvidado
la fecha. El escribía: "yo creí que el 28 era el 29".
Este
caso, según cree el autor, demuestra que el destino maduro no puede
interferirse con la ley de causación y no podemos hacer nada que pueda oponerse
a ésta. Hay agentes invisibles en torno nuestro que contrarrestan cualquier
movimiento que hagamos para interferirnos con esa ley, y el autor cree que
ellos fueron los causantes de la confusión de fechas que padeció Mr. L.
¿Cuál es la diferencia entre
la astrología heliocéntrica y la geocéntrica? ¿Referiríase quizás la
geocéntrica a los asuntos de la tierra, la vida material, y la heliocéntrica al
alma o aspecto espiritual?
Como
el Sol es el planeta espiritual y el regente de nuestro sistema solar, parece muy
lógica esta conclusión, ya que usamos el Zodíaco solar en astrología
heliocéntrica y el Zodíaco terrestre en la geocéntrica.
¿Pueden hacerse predicciones
en esta vida mediante el Zodiaco Solar, o sólo está éste relacionado con la
naturaleza espiritual de una persona?
Respuesta: Una de las objeciones que se le han hecho al
antiguo sistema de astrología es que considera a la Tierra como centro del
Sistema Solar, en la misma forma en que lo hicieron los antiguos, y desde el
momento en que Copérnico afirmó que los planetas se mueven en torno del Sol
muchas personas consideran que la astrología es una ciencia de explotadores,
una superchería palpable, y con objeto de destruir esa objeción ciertos
astrólogos de los tiempos modernos han inventado lo que se llama Astrología
Heliocéntrica, la que considera al Sol como centro de nuestro Sistema Solar y
de los planetas que giran en torno de aquél.
Es
perfectamente cierto que, hablando científicamente, el sistema astrológico
geocéntrico, que considera la Tierra como centro, es incorrecto. Y es erróneo
decir que el Sol está en Cáncercuando es realmente la Tierra, en su movimiento,
que ha llegado al signo Capricornio, y, por lo tanto, nos parece a nosotros,
desde aquí que el Sol estuviera en Cáncer. Pero esto no tiene importancia; poco
importa cuál de los dos cuerpos celestes sea el que se ha movido: el astrólogo
juzga por las posiciones de los planetas relativas a la Tierra. Y es mucho más conveniente
considerar los planetas como si se movieran en torno a la Tierra como centro,
que emplear el sistema opuesto, porque en el sistema geocéntrico notamos las
relaciones de los planetas según se ven desde nuestra Tierra, así como sus
efectos sobre los diversos pueblos en el momento en que esas influencias
planetarias se hacen sentir, y de esta manera, por propia experiencia, hemos
llegado a nuestro sistema actual, el que, por consiguiente, es tan cierta hoy en
día como lo fue en el pasado. "La prueba del budín se encuentra al
comerlo", dice el antiguo proverbio inglés. La prueba de la astrología se
encuentra en la exactitud de sus predicciones, y nadie que haya estudiado
honestamente dicha ciencia y haya hecho experimentos podrá negar que ha
encontrado la verdad.
Las
predicciones fracasan algunas veces porque el astrólogo interpreta mal el
horóscopo; pero aun dejando cierto margen a esa falibilidad del astrólogo,
existe sin embargo, tal masa de predicciones que se realizan que están más allá
de toda explicación que las titule coincidencias. El sistema geocéntrico es
exacto y toma en cuenta todos los aspectos de la naturaleza humana, no sólo la
manifestación material, sino también la espiritual. El sistema heliocéntrico,
por otra parte, ha sido adoptado por personas que tratan de conformar a la
ciencia y no tienen la menor noción sobre el aspecto espiritual de la
Naturaleza, por lo tanto éste es el menos satisfactorio. Además, los que han
empleado el sistema astrológico geocéntrico durante muchos siglos han ido
anotando sus observaciones sobre los efectos planetarios desde ese punto de
vista, y de dichas observaciones queda muy poco desde el punto de vista
heliocéntrico, por lo que aconsejaríamos al preguntante que lo deje a un lado.
¿En qué forma puede estarse
en buena relación con Saturno?
El
preguntante ha estado bajo su influencia toda su vida. Las enfermedades,
pobreza, pérdida de herencias y accidentes son suficientemente malos; pero,
¿puede Saturno causar también perturbaciones espirituales? ¿Puede oponer
barreras a nuestro desenvolvimiento cuando nuestro espíritu está luchando por el
bien? ¿Nos libertamos de su influencia al morir?.
Respuesta: Los astrólogos materialistas hablan de
Urano, Saturno y Marte como maléficos, mientras que a Venus y Júpiter les dan
el calificativo de benéficos. En el reino de Dios nada hay malo. Lo que parece
serlo no es más bien que un bien en gestación. Tampoco debe creerse que las
influencias, de cualquier planeta que sea, tienden a obstaculizar al hombre.
Hemos venido a este mundo con objeto de obtener ciertas experiencias necesarias
para nuestro desarrollo espiritual, y cuando tratemos de comprender las
influencias estelares encontraremos que son factores potentísimos para
ayudarnos a obtener dicha experiencia. Saturno es el depurador. Cuando nos
hemos apartado del sendero de la rectitud con pertinacia, no se nos permite
continuar en el mal, porque Saturno viene para detenernos. Quizás nos ha tocado
una herencia y la malgastamos y derrochamos en todo sentido. Al hacerlo así
abusamos también de nuestro cuerpo. Entonces viene un aspecto de Saturno, una
enfermedad, y caemos en cama. Nos vemos obligados a sujetamos a una dieta y a
dar reposo a nuestro organismo, siendo el resultado que, cuando nos levantamos,
somos un nuevo hombre. Pero la pregunta es: ¿hemos aprendido nuestra lección?
Durante nuestro reposo hemos tenido tiempo para meditar sobre la vida que hemos
llevado. ¿Hemos analizado nuestra vida, de manera que comprendamos la causa que
nos ha hecho caer? En caso afirmativo, hemos aprovechado la lección, porque entonces
sabremos cómo obrar mejor, evitando aquello que puede causar enfermedad en el futuro.
O cuando hemos derrochado nuestra herencia, nos encontramos con los bolsillos
vacíos en la calle. Quizás no tengamos a dónde acudir pidiendo auxilio;
entonces nos vemos obligados a pensar y abrirnos un camino por nosotros mismos.
Nuestros talentos fueron inútiles cuando derrochábamos el dinero. En la pobreza
tenemos que explotarlos, que emplearlos para realizar nuestra parte en la obra
del mundo. Habremos perdido nuestra herencia, pero el mundo ha ganado un
trabajador, y si hemos aprendido nuestra lección en esa forma entonces la
influencia de Saturno ha sido más bien una bendición y una fortuna.
Y
así sucede con todo cuanto en el horóscopo pueda parecer malo. Además, cuanto
más nos desarrollemos espiritualmente tanto menos nos afectarán adversamente
esos planetas o aspectos llamados maléficos. Saturno no ocasionará desastres al
hombre espiritual, sino persistencia; no enfermedades, sino fortaleza; y de
esta manera, conformándonos a las leyes de la Naturaleza, viviendo nuestras
vidas en armonía con los astros, somos sus dueños y modificamos nuestras vidas
a voluntad.
La
mayor parte de la humanidad es arrastrada por el flujo de acuerdo con las
tendencias que les han inculcado las influencias estelares. Por consiguiente,
el astrólogo puede predecir qué es lo que harán con maravillosa exactitud. Pero
cuanto más vive el hombre la vida espiritual tanto más se convierte en un
factor que debe tenerse en cuenta, y las predicciones del astrólogo fracasarán
en proporción directa a su realización espiritual.
Los
astros son nuestros auxiliares evolutivos. No son cuerpos muertos de materia,
sino los cuerpos vibrantes y vivientes de grandes inteligencias espirituales,
que en la religión cristiana se llaman los Siete Espíritus ante el trono.
Conforme cambiamos cambia también su influencia sobre nosotros, pero no
escapamos a su influencia por el simple incidente de morirnos. Cuando la aurora
de una nueva vida se levante, surgiremos con un nuevo horóscopo; y si hemos
intentado desarrollarnos espiritualmente para aprender las lecciones que los
Ángeles Planetarios trataron de enseñarnos en las vidas pasadas, tendremos
nuevos aspectos y posiciones planetarias que nos ayudarán en el sendero de la
evolución. Por otra parte, "si hemos dado coces contra el aguijón" en
una vida anterior, veremos que los tornillos han sido apretados un poco más,
que hemos sido colocados bajo influencias un poco más fuertes, de manera
que, al fin, tendremos que aprender la lección necesaria. Y cuando más pronto
lo hagamos tanto mejor.
¿Cómo podemos dirigirnos a
Saturno cuando éste es el astro regente y nos causa perturbaciones o tristezas?
Respuesta: Para comprender lo que es la oración,
comparémosla con una usina eléctrica con cables que van a las diferentes casas
de la ciudad. En cada casa existe un conmutador, y cuando lo abrimos la
corriente que antes permanecía afuera, en los alambres, y en la usina, entra en
nuestro domicilio, iluminándolo o poniendo en movimiento a los motores, de acuerdo
con las leyes que rigen su manifestación. Podemos decir que Dios, en primer
término, y los Siete Espíritus Planetarios, en segundo lugar, corresponden a la
usina eléctrica que está conectada con cada uno de nosotros, y la oración es,
por así decir, el conmutador mediante el cual nos podemos poner en contacto con
la luz y la vida divinas, permitiéndoles fluir en nosotros e iluminarnos para
nuestra elevación espiritual.
Es
una ley que la electricidad fluya a lo largo de conductores de cobre o de otro
metal; pero el cristal, por ejemplo, le es aislante, y antes de que podamos
obtener electricidad en nuestras casas, es necesario que tengamos un conmutador
hecho de acuerdo con esa ley, o sea un conmutador de cobre. Si empleáramos un
conmutador de cristal no pasaría la electricidad; éste sería quizás el medio
más efectivo para impedir que la electricidad entrara en nuestro domicilio. De
parecida manera, si nuestras oraciones (que corresponden al conmutador), están de
conformidad con las leyes de Dios, el propósito divino puede manifestarse a
través de ellas y ser respondido; pero si la oración es contraria a la voluntad
divina, naturalmente tal oración seria semejante a un conmutador de cristal
respecto al circuito eléctrico. Así como cada gran nación envía embajadores y
plenipotenciarios a las demás naciones, así también existen embajadores de cada
uno de los Grandes Ángeles Planetarios presentes en nuestra Tierra. Sus nombres
son los siguientes:
Ithuriel
es el embajador de Urano.
Cassiel es
el embajador de Saturno.
Zachariel
es el embajador de Júpiter.
Samael es
el embajador de Marte
Anael es
el embajador de Venus.
Raphael
es el embajador de Mercurio
Miguel es
el embajador del Sol.
Gabriel
es el embajador de la Luna
La
Luna es nuestro satélite y no está en la misma situación que los de los demás
planetas. Los embajadores de esos planetas son Arcángeles, en tanto que Gabriel
es un Ángel. Ordinariamente, la humanidad ruega a Dios. Estas oraciones son
actualmente casi completamente egoístas o interesadas e ignorantes. Las
oraciones de esa clase no pueden merecer la atención de los embajadores que
tienen a su cargo los diferentes departamentos de la vida, pero las atienden
generalmente, en lo posible, los auxiliares invisibles que trabajan para el
mejoramiento de Sus hermanos. El astrólogo ocultista, sin embargo, como sabe lo
que quiere y puede trabajar en armonía con las fuerzas astrales, se dirige
directamente a los embajadores de los Ángeles Planetarios y obtiene la
realización de sus deseos con mayor facilidad. Estudia las horas planetarias en
que esos astros predominarán y en ese momento hará su petición, que,
generalmente, será para otro o para su propia iluminación espiritual sobre
puntos que usará para el bien común.
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