¿GOBIERNA USTED SU ESTRELLA?
Alan De Los Mares
Desde Bogotá Colombia
Con mucha frecuencia escuchamos o leemos sentencias
tales como “Los astros inclinan, pero no
dominan”, y “el sabio gobierna su estrella y el ignorante es gobernado por
ella”, ésta última atribuída a Tolomeo, lugares comunes que se repiten una y
otra vez en boca de iniciados y profanos en la ciencia de los astros, pero que hablando con sinceridad, casi nadie
le presta la menor importancia a la hora de aplicar de manera práctica y útil
el conocimiento astrológico, menos aún por quienes preconizan el carácter inexorable
y fatalmente determinista de las influencias astrales. Para ellos, el mundo es
un vasto escenario donde todos los seres humanos somos actores y representamos
un libreto -absolútamente inmodificable- escrito previamente para cada quien
desde la aurora misma de la creación por Dios -para los creyentes- o por aquel
misterioso y sobrenatural poder llamado por los romanos Fatum (hado o destino).
La razón, la inteligencia, la voluntad y el libre albedrío, dicen, nada pueden hacer para cambiar los
condicionamientos con los cuales todos venimos al mundo, que marcan –para
quienes así piensan- un futuro inalterable, feliz o desgraciado, dictado por
las estrellas.
En realidad, no es ninguna fuerza o entidad externa al
ser humano el artífice de su destino. Somos NOSOTROS mismos quienes
contínuamente nos convertimos -en el tiempo y el espacio- en lo que somos,
mediante el buen o mal uso de nuestra razón, inteligencia, energía y voluntad,
en el incesante girar de la rueda de las infinitas encarnaciones que deberemos
experimentar en este plano para llegar a la cima de la perfección humana.
En ese orden de ideas, nacemos bajo determinadas circunstancias
-negativas o favorables-, reflejadas por las configuraciones de nuestro mapa
natal, pero tenemos en nuestras manos el poder para trascender las unas, y para
mejorar las otras tambien. Las estrellas sólo son agentes administradores, en
el momento preciso, de ese ‘destino’ creado por nosotros mismos en el continuum
espacio-tiempo, y aún así sólo actúan a manera de influencias correctoras y orientadoras (cuando así
lo señalen los tiempos), de una parte, o INDICADORAS, de otra, de un inevitable
buen o mal Karma maduro, premio o castigo de nuestras propias
acciones inteligentes o equivocadas. Asi las cosas, como dice el gran astrólogo
colombiano Mauricio Puerta, “uno no puede cambiar el destino, pero puede cambiar de destino”…. A lo mejor alguien haya
nacido en el Congo y se sienta infeliz o insatisfecho por ello, pero puede decidir irse a vivir a Suecia… o
quizá haya otra persona a quien le gusta la música -nacida sin
talentos para este divino arte-, pero tiene la posibilidad y libertad de dedicarse a adquirirlos, y así podríamos
multiplicar los casos y ejemplos ad
infinitum de cómo se puede cambiar
de destino.
Astrología, Cultura y
Espiritualidad fue creada con
el objetivo de proporcionar información útil y práctica sobre la
ciencia de la astrología y materias afines. Con ese propósito en mente, no sólo
compartimos artículos de nuestra pluma, sino de otros autores.
En este oportunidad, y en conexión con las anteriores
reflexiones, presentamos la sabia opinión
de Max Heindel. Esperamos disfruten su lectura y que sirva de guía
orientadora, sobre todo en un tema algo complejo y poco comprendido en su
verdadero sentido y función, como lo es el de los aspectos astrológicos y su
influencia.
“Oímos frecuentemente a los estudiantes hablar de su
desorientación y de su falta de comprensión del modo como las estrellas actúan.
Ellos manifiestan que las indicaciones malas siempre se producen y son exactas
en sus efectos, mientras que las buenas configuraciones parece que tienen muy
poca o ninguna influencia, extrañándose de por qué será esto así.
Nosotros, a nuestra vez, podríamos preguntar a los
estudiantes si creen ellos posible que se pueda conseguir alguna cosa por nada,
así como si es posible crear algo de la nada.
Esta ley tiene el mismo valor empleada en las cosas
materiales de comprar una hogaza de pan, alcanzar una colocación, favores o
cualquier otra cosa. Si en algún momento determinado una persona parece que
alcanza alguna cosa sin pagar su valor correspondiente, se verá que esta
persona tendrá que liquidarlo posteriormente, y liquidarlo con su interés,
porque es una ley de la naturaleza de estricta justicia que nada se da por
nada.
Siempre debe pagarse un equivalente, ya sea de un modo
o de otro; los platillos de la balanza puedan estar vencidos en una u otra
dirección un cierto tiempo, pero tan seguramente como el péndulo se balancea
con la misma distancia a cada lado del punto neutral, tan seguramente las
balanzas de la justicia se balancearán de una en otra dirección, hasta que se
consiga el equilibrio.
Esto sirve del mismo modo para la astrología y tomando
pie del proverbio que dice: “Ayúdate y Dios te ayudará”, nosotros podemos decir
que las estrellas ayudan al hombre que se ayuda a sí mismo, porque son los
ministros de Dios y debemos recordar que las estrellas muestran las tendencias;
ellas marcan el momento, cuando la ocasión esté madura, pero nunca, por ninguna
circunstancia, compelen a nadie para actuar de esta o de la otra manera.
Pero, tampoco los acontecimientos son sucesos
azarosos, sino que son lecciones y experiencias para nosotros, de las cuales
podemos o no aprovecharnos, a nuestra elección, dentro de determinados
límites.
Por ejemplo, la Luna está en cuadratura con Marte, y
este aspecto nos brindará a nosotros la ocasión de perder nuestra calma y, por
lo tanto, sentir algún inconveniente; entonces una vez que ese inconveniente ha
desaparecido y nosotros reflexionamos sobre lo ocurrido, siempre nos diremos a
nosotros mismos algo por el estilo: “Bien; qué tonto he sido al permitir que
una cosa tan insignificante como ésa me haya perturbado y me haya hecho perder
la felicidad!”.
Por otra parte, si el estudiante de astrología emplea
su conocimiento en la debida forma, entonces conocerá que el efecto de la Luna
en cuadratura con Marte ha de ocurrir y, por lo tanto, debe resolver
previamente el sufrir con calma y decir:
“He aquí que se me presenta una oportunidad para regir
y gobernar mis estrellas. En esta ocasión yo conservaré mi buen humor y
ecuanimidad bajo mi control, de modo que no importa lo que ocurra; he de
permanecer sereno y equilibrado”.
Entonces, cuando tal aspecto se manifieste y la
oportunidad para perder la calma llegue, el estudiante de astrología que ha
razonado de este modo permanecerá firme, y aunque pueda sentir dentro de sí
rugir las pasiones, externamente permanecerá callado, sereno, con la mente
fría, y cuando el peligro haya pasado habrá ganado una victoria y aprendido la
lección que se pretendía que aprendiera.
O supongamos el caso de una cuadratura de la Luna con
Saturno; este aspecto causará la preocupación y el pesimismo, y que la persona
sufra melancolía y hará que mire la parte obscura de la vida; pero el
estudiante de astrología puede decirse para sí mismo cuando se acerque tal
configuración: “No; no me entristecerá.
La tristeza,
las angustias y la preocupación, no favorecen los asuntos; los empeoran porque
se apoderan de toda la fuerza de las personas y, por lo tanto, manteniéndome
sereno yo dominaré esta situación. Yo consideraré las cosas alegremente
buscando su lado brillante y veré lo que se puede hacer para remediar mi
situación”.
Por regla general muchas de las cosas que nos
preocupan nunca suceden, y si el estudiante puede aprender a mantener su
equilibrio bajo esta dirección planetaria, el detener sus preocupaciones,
entonces ha dominado sus estrellas y ha aprendido una lección importante.
De este modo, si se dominan nuestras estrellas,
aprendiendo las lecciones que ellas desean enseñarnos, las direcciones adversas
no tendrán la misma fuerza sobre el que ha de sufrirlas como sería en el caso
en que se sentase y cruzase las manos diciendo: “Bien, yo no puedo remediarlo,
voy a sufrir unos aspectos adversos estelares y, naturalmente, las cosas me han
de ir mal en todos los sentidos”.
Hay en todos los horóscopos un factor dominante, es
decir, la voluntad del individuo; téngase presente, repetimos, que el horóscopo
indica sólo las tendencias y que no
tiene ninguna fuerza para compeler a las personas a hacer una cosa determinada;
antes bien, la compulsión esté dentro de uno mismo.
Así, pues, nosotros, en un análisis final, somos los
factores determinantes en el horóscopo y podemos, mediante el ejercicio de la
suficiente fuerza de voluntad, gobernar nuestras estrellas.
Se dice que todos nosotros somos débiles y, por lo
tanto, impotentes para ejercer la fuerza necesaria de voluntad en todos los
momentos de la vida; pero eso es exactamente la razón de por qué se nos envían
estas direcciones adversas, para capacitamos, para cultivar y formar una
voluntad fuerte de modo que hagamos las cosas propias en el momento oportuno, y
depende de nosotros mismos, si hemos de ser compelidos por las circunstancias
externamente o por nuestra propia voluntad internamente.
Seguramente este es el camino que debemos seguir y los
estudiantes de astrología, sobre todas las demás clases de personas, deben ser
capaces de guiar sus vidas seguramente entre las rocas y los bajíos de la vida
y de la existencia, toda vez que están debidamente advertidos, y al saber
cuándo y lo qué se les acerca deben estar preparados para recibirlo.
También se pregunta a menudo: “Por qué los buenos
aspectos no nos brindan una cantidad correspondiente de beneficios?”, y la
contestación a esta pregunta es: “Por la misma falta de cooperación”. Es
absolutamente necesario el ayudar a nuestras estrellas en una dirección como lo
es el oponernos en la otra.
¿Está una persona sin colocación, acaso con su familia
que sufre hambre y sin medios a la vista con que satisfacerla, pero sin
embargo, con las esperanzas centradas sobre una dirección favorable fuerte,
quizás un trino de la Luna progresada con el regente de la casa sexta, el Sol?.
Bajo estas condiciones
la persona se siente segura, desde un punto de vista astrológico, de que
se presenta una buena oportunidad que la pondrá satisfactoriamente al cabo de
la calle.
Muy bien; nosotros no debemos esperar a que se
presente sin poner el más mínimo esfuerzo de nuestra parte; si una cosa es de
valor, después de haberla conseguido es conveniente hacer nuestro esfuerzo
mejor para adquirirla; de modo que no olvidemos ningún detalle, vistámonos
cuidadosamente, pero no ostentosamente, cuando vayamos a ver a la persona que
tiene en su poder el concedernos tal favor porque debemos tener presente que
las primeras impresiones son muy importantes, y haremos bien en proveemos de
todo lo que nos pueda ayudar así como recomendaciones y cualquiera otra cosa de
que echaríamos mano si no dependiéramos de un aspecto astrológico que favorece
nuestras pretensiones.
Debemos usar de todos los medios legítimos para
impresionar a nuestro patrono en perspectiva con nuestra capacidad y
condiciones y de este modo nuestros esfuerzos tendrán más éxito por haber
ayudado a nuestras estrellas, habiendo, por lo tanto, aprovechado aquella
oportunidad.
O bien, ¿estamos dispuestos a tomar un negocio con
algún otro y nos sentimos muy confiados debido a que la Luna está en trino con
el Sol y Venus en la casa séptima?.
En tal caso tengamos mucha prudencia y estemos prevenidos
en este sentido, pensando que bajo tal dirección nadie puede venir a formar
sociedad con nosotros que no sea como es debido.
Si hacemos esto, nosotros olvidamos nuestro propio
esfuerzo y no tendremos ninguna razón para censurar a nuestras estrellas
si posteriormente se demuestra que la persona asociada con nosotros no era lo
que esperábamos.
Nada es necesario en el mundo hoy en el mismo grado
que el sentido común, y esto se aplica a cualquier otra circunstancia de la
vida. La oportunidad puede ser comparada a la parte resbaladiza de un tobogán
entre nosotros y nuestros deseos; es necesario el hacer un esfuerzo inicial
adecuado con objeto de alcanzar su parte inclinada resbaladiza; pero una vez
que hemos hecho lo que depende de nosotros, entonces todo lo demás irá
favorablemente.
De modo, pues, que poniendo de nuestra parte lo
necesario, las estrellas están con nosotros para impresionar a los demás en
nuestro favor para fortalecer nuestro poder penetrante para saber lo que es más
conveniente para nosotros.
Si deseamos saber positivamente el poder de los
aspectos e igualmente los tránsitos, como llamamos las posiciones reales de las
estrellas en el cielo, no tenemos más que tomar unas efemérides y notar los
aspectos de la Luna para el mes corriente.
Cuando la Luna está en oposición con Marte, veremos en
las personas una falta general de energía y ambición; están más propensas a
destruir que a edificar.
Cuando tenemos una conjunción de Marte y la Luna, las
personas serán activas y enérgicas; pero el impulsó, antes bien que el sentido
común, gobernará, de modo que alcanzarán poca cosa de bueno y harán, en cambio,
daño sin intención.
Pero cuando la Luna y Marte están en trígono habrá un
deseo general entre las personas de hacer alguna cosa de naturaleza
constructiva, y entonces sus esfuerzos tendrán éxito.
Y por último, cuando la Luna está en cuadratura con
Marte, hará a las personas irritables, pendencieras, destructoras, dispuestas a
golpearse mutuamente, faltas de raciocinio e ingobernables”.
Tomado de El
Mensaje de las Estrellas.
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